domingo, 3 de marzo de 2024

La Cotilla, ayudando.

Ahora que se está tan bien arrebujada bajo las mantas, va el árbol de la calle y me monta un pollo antes de que hayan puesto las calles. Al final he tenido que levantarme e ir a ver qué demonios le pasa. - ¡Que estoy hasta las narices de estar de plantón! ¡Quiero ir donde me plazca! ¡Mover las piernas! - ¿Qué piernas? (he preguntado mientras me frotaba los ojos por si no veía bien) - ¡Quiero pasear. Correr. Bailar boleros. Sentarme en un bar a tomar laccao... Quiero hacer lo mismo que tú!

- ¿Y todo esto no me lo puedes contar después de desayunar? - No, porque he decidido expresar siempre lo que siento, en el momento en que lo siento.  - O sea, darme la lata... No merezco servirte de modelo a seguir. Para eso, el más idóneo es Pepe el jibarizado. - Dicho ésto di media vuelta, fui a por él y lo lancé a la copa del árbol de la calle. Y allá se las entiendan esos dos.

- ¡¿Has tirado basura al árbol?! (me gritó desde la acera el Municipal Bedulio) - ¡No! Es el llavero con cabeza reducida... Llevan tiempo esos dos queriendo hablar de sus cosas entre ellos y me he dicho ¿por qué no hoy? ¡Y los he juntado!

Por toda respuesta, Bedulio blandió el bloc de multas y me ordenó: - ¡Abre!

Desde el borde de la pila de lavar del comedor, Pascualita no perdía detalle de lo que pasaba y como es doña Celos Reunidos Jeyper, saltó a una silla y de allí al suelo. Luego, reptando, llegó hasta el balcón y con una pirueta digna de medalla de oro olímpica, aterrizó en la copa del árbol de la calle. Cosa que no vio Bedulio que ya debía estar subiendo la escalera de casa pero sí la Cotilla que, en ese momento, llegaba de sus trapicheos. 

- ... esta chica, con eso de no encontrar novio (le venía contado al Municipal) está traumatizada y ahora le ha dado por tirar basura a la copa del pobre árbol. ¿No tendrás en el cuartel algún voluntario para alegrarle las pajarillas? Es que ésto es un sin vivir.

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