sábado, 9 de marzo de 2024

¡Sí, señor!

Me quejé, lastimeramente, delante del televisor cuando en la pantalla salía nieve y más nieve ¡y otra vez, nieve! mientras daban El Tiempo - Y éstos qué quieren ¿darnos envidia? Yo solo la usaría para mezclarla con el chinchón y va que chuta. - Sigues siendo una borrica, boba de Coria (dijo la Cotilla) ¿Nunca has oído eso de Año de nieves, año de bienes? - Si tuviera que hacer caso a todo lo que oigo... - Es un refrán, nena. La sabiduría del pueblo. - A mi que me registren, yo soy de ciudad.

Estaba aburrida de ver tanta nieve que me daba igual lo que dijera la Cotilla. 

Los comensales de la Santa Cena, asomados al marco del cuadro, comentaban entre ellos que alguna vez nevó en su pueblo y recordaron la sensación de frío al tocar la nieve. - Tuve tiritona unos cuantos días. Me pilló con sandalias y los pies cambiaron de color. - ¡Que guay! - A mi me dio por estornudar y me echaron de casa porque no les dejaba dormir... Que tiempos aquellos. - Mi barca quedó pegada a las rocas y no pude salir a faenar. Me aburrí como una ostra...

Pepe el jibarizado dejó oír su voz desde la cocina: - OOOOOOOOOOOOOOOO. - Menos mal que mi primer abuelito siempre está pendiente de mi y tradujo la parrafada: - ¡No hay derecho! ¡Quiero ver la nieve. Tocarla, Comerla. Aspirarla por la nariz... - ¡Pon el freno, Magdaleno! Estás confundiendo el culo con las témporas, compañero (le gritó el abuelito) 

También le gritó el resto de personajes de casa, árbol de la calle incluído: ¿Verla, Tocarla, Comerla...? ¡¿Cómo, jibarizado?! - Entonces la cabeza reducida dijo: - Con la imaginación. - ¡Y le aplaudimos!

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