lunes, 15 de abril de 2024

Abuelito, te has pasado.

No sé que me ha pasado pero me ha dado por bailar La Raspa de la mañana a la noche. Me he levantado pensando en vacas. De las clásicas blancas y negras. Lo bueno (es un decir) es que Pascualita ¡se ha reído a carcajadas! Es algo que no había pasado nunca. 

Se lo he contado a la abuela y dándose importancia, ha dicho: "¿Cómo que no? ¡Anda que no se ha reído conmigo!" - No me lo habías contado... - "Una tiene su intimidad" - Ya, pero soy tu nieta... - "¡Y Pascualita mi amiga!" - ¿Me estás comparando con la medio sardina? ¡Solo faltaba eso! - "No, nena. Entre tu y la sirena no hay comparación posible. ¡No hay color!" - Menos mal que tengo a mi primer abuelito.

Aunque quiso disimularlo, un escalofrío recorrió su espina dorsal cuando grité: - ¡Aquí está mi héroe! ¡¡¡HOLA, ABUELITOOOOOO!!!

La abuela, haciendo de tripas corazón, dijo: - "Eres una cuentista ¿cómo va a estar aquí mi ex? Lleva muchos años criando malvas y de allí no vuelve nadie" - ¿La escuchas, abuelito? - Dile que me encantaba verla con una minifalda escocesa que tenía y a la que solo le faltaba la gaita.

Fue decírselo y darle un soponcio. Intenté reanimarla con chinchón y mientras llamaba a la ambulancia, llegó la Cotilla de sus iglesias. - ¿Cuántos años tiene su abuela? (me preguntaron en la centralita) - Ciento y pico. - ¿Cuál es el pico? - Si usted se atreve, pregúnteselo. Es su secreto mejor guardado.

Los de la ambulancia se mosquearon cuando vieron que, en lugar de una paciente, había dos. - ¿Qué ha pasado aquí? - No sé... - Uno de los enfermeros vio la botella de chinchón. - ¡Vaya torrija que llevan!  Manolo, baja a por la otra camilla... hay que joderse...



 

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