domingo, 28 de abril de 2024

Haciéndole la rosca a Geoooorge.

 Dicen que lloverá durante días. Está bien que lo anuncien en la tele, así sale una de casa con el paraguas y no se moja porque es muy desagradable ir por la calle como una sopa. Pero los detalles también cuentan y no les hubiera costado nada avisar que habría un trueno. Un señor trueno que a punto ha estado de hacer saltar a mi corazón fuera del cuerpo ¡¡¡QUE SUSTOOOOO!!!

La mitad de los gorriones del árbol de la calle han encanecido de repente, según he podido comprobar. A la otra mitad se le han caído las plumas. El árbol ha quedado como Dios le trajo al mundo: deshojado como un arbolito bebé

- ¡Ave.. Maria pu... rísim... aaaaaa! ¡La madre que parió al trueno! ¡Que zambombazo! Por poco se me atraganta la magdalena que he recogido del contenedor del Súper (dijo la Cotilla que, en ese momento, se estaba yendo a sus trapicheos) ¿Y en qué ha quedado todo? pues en agua de borrajas.

Cuando me repuse busqué a Pascualita y no la encontré. ¿Tal vez huyó despavorida en busca de una playa en la que sumergirse? Ya no sé dónde buscar. Ni siquiera estaba con Pepe el jibarizado que, aunque tembloroso, siguió firmes en su estantería de la cocina.

Antes de cerrar la puerta de la calle, la Cotilla dijo: - Con el susto casi se me olvida darte el recado de tu abuela: Mañana comeremos todos, en ésta casa, la exquisita (lo ha dicho tu abuela) paellaBrexit - ¿Ein? - Dijo que todo es acostumbrarse... Pues yo comeré fabada de bote. - ¡Y yo! - Espera que no he terminado... Dijo también algo sobre la Torre del Paseo Marítimo y la herencia.

La risa de Pascualita llegó claramente a mis oídos, procedente del cuadro de la Santa Cena, tras cuyo marco se había escondido... ¡Que cruz tengo con semejante tropa!

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