sábado, 6 de abril de 2024

Vivir para ver.

Más de una semana se ha tirado Pascualita sin salir del interior del barco hundido. Está echa polvo porque las emociones fueron muchas  para ella pues, por un momento, se vio nadando en el mar. Luego faltó el canto de un duro para irse al Más Allá de su especie al quedarse liada entre mi ropa durante tantas horas que acabó cianótica, sin agua de mar donde sumergirse, cuando estuvimos en el Hospital. 

Sus últimas fuerzas las empleó para, lanzarse a la desesperada, al agua de la pila de lavar del comedor.

Todos estaban muy preocupados por la sirena, a pesar de lo borde que es. Pero no lo han estado por mi que soy la que me llevé los mordiscos de la medio sardina ¡Que rabia me ha dado! He estado a punto de meterla en una lata de sardinas y mandarla por donde vino.

Durante su internamiento las bolas de polvo han campado a sus anchas por casa. Aparecen donde menos se las espera. La escoba se ha dado de baja por estrés. Se le acumulaba el trabajo y la pobre no daba abasto. Ahora está en tratamiento psiquiátrico. Antes de que le pusieran el equivalente de camisa de fuerza para escobas, decía que la bola de polvo Pelusa, se le aparecía por todos lados

- Es prepotente. ¡No puedo con ella! - Al final una Ambulancia Escoba medicalizada se la llevó al Manicomio.

La chula de Pelusa, admirada por los suyos, se ha echo la dueña de casa. Hasta los comensales de la Santa Cena han dejado de asomarse al marco del cuadro...

- ¡¡¡OSTRAS!!! (grité) - ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO! (gritaron las bolas de polvo cuando Pascualita, rediviva, saltó sobre la chula Pelusa con la dentadura de tiburón por delante y se la zampó.

La sirena es ahora la estrella de la casa... Ay, Señor...

 

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