jueves, 11 de abril de 2024

¡Que susto!

He sabido por mi primer abuelito lo que hablaron, la Cotilla y la abuela, tras la puerta cerrada de la habitación: - Hablaron de mi, nena. Tienen intención de tergiversar la Historia... - ¿De España?... - De momento sacaron a relucir el día en que, sin comerlo ni beberlo, me encontré en el Más Allá y eso que era bien sabido que no me gusta viajar. - Ahora sí porque te pasas el día en mi casa. - Es muy entretenida... jijijijiji - ¡Ay, picarón! Y porque no te pongo cortapisas para tu relación con mi bisabuelastra la Momia. 

Sus ojos echaron chirivitas al aire y nos dio por reir.

Ya más tranquilos, seguimos con nuestra conversación: - Por fin nos enteraremos de lo que pasó. - O no porque estas dos tienen mucha imaginación. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! - 

No había oído la puerta de casa. La Cotilla no sabía que yo estaba en la salita. Por eso el susto fue morrocotudo. A la vez saltamos hasta la lámpara del techo, estrellándonos contra el abuelito que huyó despavorido. La salita se llenó de estrellas, blasfemias y gritos de dolor cuando las cabezas de la vecina y la mía chocaron en el aire. ¡¡¡CLONC!!!

Al abrír los ojos todos los personajes de casa me miraban con preocupación. Pascualita saltó a mi escote chorreando agua fría. El grito que di se fundió con los alaridos que habíamos dado antes la Cotilla y yo. 

Llené dos vasos de chinchón, bien colmados para conjurar al dolor para que nos dejara en paz. A ésos le siguieron dos o tres más. Poco antes de sucumbir al coma etílico, la Cotilla con voz pastosa, preguntó: - ¿C...on quiffen... hablafffffffffffffbas, bob...a of... Coooooori...a? 

Abrí unos ojos como platos y pregunté, asombrada: - ¡¿Saaaaaaaaaaabe... ingl... es?! - La Cotilla, como una londinense, dijo: - ¡Y... e...s...! - (¡y yo si enterarme!)

 


 

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