martes, 16 de abril de 2024

El barco velero.

La Cotilla ha salido temprano ésta mañana. Corría como si la persiguiera el diablo y quién sabe, tal vez era verdad.

Desde que la abuela le contó lo de la falda escocesa, una y otra han perdido la tranquilidad. - Estás segura de no haberle contado nada eso a tu nieta. - "Seguro" - Entonces eso quiere decir que cuando dice que su abuelito primero está aquí (ambos cuerpos centenarios se estremecieron) es verdad. - "¡Claro que sí!" -¿ Por qué tu nieta no puede habérselo inventado y, casualmente, haber dado en el clavo? - Jajajajajajaja Ay, no me hagas reir. Para eso hay que tener neuronas y ella puede darse con un canto en los diente si tiene alguna.

La vecina salió tan deprisa que se olvidó de cerrar la puerta de su cuarto con llave y pude entrar a fisgar. 

Abrí cajones y descubrí cosas curiosas. Montones de velas, velitas y velones debajo de la cama. Por último visité" el armario. Aquello parecía la cueva de Alí Baba pero sin oro que reluciera.

Y de repente apareció ante mis ojos cansado de ver tanta morralla ¡una botella en cuyo interior guardaba un barco con las velas desplegadas ¡Mi barco! (grité entusiasmada como la niña que, hace años, lo miraba embelesada)

No me pude contener. Corrí al comedor con la botella en la mano: - ¡Pascualita, mira que bonito! Lo llené de agua de mar y la sirena no se hizo de rogar. Estaba encantada. Ya tenía un barco en el que navegar por los siete mares

No hay comentarios:

Publicar un comentario