sábado, 27 de abril de 2024

Acoso y derribo.

A las cinco de la madrugada, o sea, cuando los abuelitos llegaron a su casa después de horas de juerga en la cafetería El Funeral, la abuela me llamó por teléfono. 

Cuando el sonido del timbre despertó a mi neurona hacía ya rato que sonaba. Estaba la abuela "contenta" conmigo: - "¿Te parece bonito tenerme de plantón a éstas horas de la noche?" - Perdona... ¿Quién eres..?. zzzzzzz - "¡Nena, ni se te ocurra volver a dormirte o me planto en tu casa a tocar una batucada! - ¿Estamos de... fiesta...? zzzzzz

Costó trabajo espabilarme. Al final tuvo de ser mi primer abuelito quien lo logró anunciándome que si sonaba una abatucada a esas horas brujas de la noche, Bedulio vendría con el bloc de multas y tendría que rascarme el bolsillo.

Ya espabilada, pregunté el motivo de la llamada pero entonces fue la abuela quien se había dormido como un ceporro. Visto lo visto, mi primer abuelito comentó que, si no hay coordinación entre ambas, no habrá diálogo.

- ¿No sabrás de qué quería hablar tu ex mujer? - De GeooooorgeBrexit, supongo. - ¿Ah, sí? - Lo sé por Pascualita que, esta noche, han estado juntas en El Funeral - ¡Y yo sin enterarme! - Pues nada, que ha predispuesto al mayordomo para que vaya encandilándose de ti. - ¡Pero, bueno, que desfachatez! - Mujer, encima que te ahorra tiempo...

Me enfurruñé aunque todavía no sé por qué... Más tarde volví a enfadarme porque me había espabilado contando ganados enteros de corderos que se reían de mi mientras la abuela dormía a pierna suelta.

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