domingo, 9 de septiembre de 2018

Ni por esas.

Le han dado dos veces el alta al abuelito para que deje el hospital y se vaya a su casa pero la abuela ha dicho que nanay. Ha venido el director a ver qué pasaba. La respuesta ha sido que se trataba de un experimento. - ¿Es usted científica? - Diga bruja. Es el término que me mejor me va. Pero no crea que es un don particular que tengo. Todas las abuelas lo tenemos.

El hombre alucinaba por un tubo. Al poco rato la habitación del abuelito parecía el camarote de los Hermanos Max. No cabía ni un alfiler. Todos preguntaban pero la respuesta era la misma: un experimento. Los mandamases del hospital estaban llegando a un punto de cabreo muy importante. Intuían que la abuela se reía de ellos. - ¡Este es un hospital serio! ¡La Seguridad Social no está echa para que se aprovechen de ella! ¡Recojan sus cosas y vayánse a su casa! ¡Estos ricahones creen que todo el monte es orégano! ¡¡¡FUERA, FUERAAAA, FUERAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

Andresito, rojo de vergüenza, se escondía bajo las sábanas quejándose amargamente. - ¡Volverá a darme el telele y ésta vez estiraré la pata. ay,ay,ay,ay... Que desgracia tener una mujer tan empecinadaaaaaa... Quiero irme a casa con mi madreeeeeee...

La Momia, como una vedette de Revista, hizo su aparición en el cuarto seguida de los cubanitos culito-respingones y envuelta en el ritmo de una samba. - ¡Hijo mío y de mi corasóóóón sabrosón de melón! Si tu mujer te dice que esperes, esperas y punto. - Pero..., perooo... - ¡Las mujeres al poderrrr...!

Poco a poco el ambiente fue cambiando y una corriente de simpatía entre las mujeres presentes consiguió dar la vuelta a la tortilla. Se dieron cuenta de que allí se estaba cociendo algo en favor de la lucha feminista e hicieron coro con la Momia y la abuela

Alguno de los hombres, para no quedar como machistas redomados, hicieron piña con las mujeres. La puerta de la habitación no podía cerrarse de la gente que se fue arremolinando en el pasillo. Alguien grito: - ¡Paso a la prensa escrita, televisada y radiada! Como si de la mismísima y bellísima Reina Nefertiti rediviva se tratara, la gente se apartó para que pasaran.

Un perro viejo del periodismo, alzando el brazo con el micrófono en ristre, preguntó: - ¿A qué viene todo esto? - Y la abuela, alucinada pensando que iba a salir en la tele, en el programa de la Esteban, gritó: "¡¡¡Quiero un bisnieto y esto está lleno de médicos de todas las edades, guapos y sanos. cuanto antes se lo haga, antes nos iremos. Se admiten apuestas: ¿será pronto o no?" - Los hombres gritaban  entusiasmados. - ¡Prontooooo! ¡Prontooooo!

En ese momento llegué yo. La Momia, orgullosa, estiró un huesudo índice hacia mi y gritó con voz de grajo: - ¡¡¡LA NIETA!!! - El silencio cayó como una losa sobre los presentes y en un santiamén nos quedamos solos. - "Que cruz tengo contigo, boba de Coria."

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