domingo, 16 de septiembre de 2018

¡Pobre de mi...!

Que tarde me ha dado la abuelaaaaaa... Creí que no iba a largase nunca. Dice que tiene morriña. Que los echa de menos. - "¿Qué será de mi ahora? ¡Cuánta injusticia! Y el calzonazos de tu abuelito dice que no puede hacer nada. !¿Cómo que no?! ¿Dónde está su influencia? ¿De qué le ha valido la pasta gansa que soltó a su causa durante taaaantos años? Nos lo hubiésemos podido gastar nosotros en chinchón. Total, para lo que nos sirve,"

- Cuando sepa de qué hablas podré darte mi opinión. - "¿Perdonaaaaa?... ¿Quién te ha dado vela en éste entierro?" - Como hablabas y hablabas... - "Me estoy desahogando, boba de Coria"

Cerré los ojos deseosa de dormir una larga siesta de domingo pero me fue imposible. Apenas se había entreabierto la puerta del mundo de los sueños profundos cuando se volvió a cerrar. El llanto desconsolado de la abuela no dejaba que mi mente se relajara. - ¡Jopé, abuela! ¿Qué te pasa ahora? - "Lo mismo que antes... ¡No puedo dormir. NO puedooooooooo!"

- "Se ha terminado la Vuelta. Ya no me arrullarán las voces conocidas de cada año. ¡¿Cómo voy a dormirme sin escuchar ¡Caida, caída! o ¡Pinchazo, pichazo! Y oir el siseo de las bicicletas sobre el asfalto. O cabrearme cuando la gente se arremolina en las zonas más puñeteras de las montañas y parecen quitarle el aire al ciclista que se retuerce sobre la bicicleta intentando subir cimas imposibles. ¡¿Y los de las banderas?! Como me crispa ésa gente que los torean con los trapos de colores, refregárselos por la cara a los ciclistas que siguen pedaleando aunque las ganas son de bajarse de la bici y liarse a mamporros con ellos. Apostar en si éste cogerá la bolsa de avituallamiento o no... Todo eso y más, me es indispensable para dormirme como un bebé y despertarme tan ricamente. Y se han despedido hasta el año que viene ¡el año que viene!

Y Andresito sigue votando a los mismos. -

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