viernes, 8 de abril de 2022

México lindo.

 Me ha llamado la abuela: "Nena, necesito que acojas a la Momia en tu casa como refugiada familiar" - ¿Qué le pasa a la Torre del Paseo Marítimo? ¿Amenaza ruína? ¿Tiene aluminosis?... -

Después de mandarme callar dijo que era por su bien. Debían alejarla de sus dominios porque se le había metido, entre ceja y ceja, tener un mariachi, fijo, en su casa. - Bueno ¿qué mal hay en ello? - "Pues que no paran de cantar y soltar gallos de muchos decibelios, de noche y de día y eso no hay quién lo aguante"

- ¿Y los cubanitos culito-respingones? - "Pasaron a mejor vida. El campanero de la Catedral se nos ha quejado porque las rancheras a pleno pulmón tapan el sonido de las campanas. Entonces quedamos así. Ahora mismo Geoooorge los traerá a tu casa ¡Gracias, nena!" - ¡De gracias, nada! ¿abuela?... ¡¡¡ABUELAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Ya te estás peleando con tu pobre abuela? - Le expliqué lo que había pasado y lo único que le preocupó fue que no le quitaran su cuarto. Corrió a echarle la llave y guardársela en el bolso donde cabe todo. 

Comimos el contenido de una lata de fabada, deprisa, deprisa, por si toda esa gente venía con hambre. 

Poco después escuchamos un grito purititamente mejicano. - ¡Aaaayyyyy, que ya están aquí! - Te veo durmiendo bajo la mesa del comedor, nena (la Cotilla es única dando ánimos) - Si quieres te llevo conmigo(propuso mi primer abuelito) - Gracias pero, mejor lo dejamos para otro día.

Como un vendaval, Mexico entró en mi casa. Eran quince los del mariachi más la bisabuelastra que se había peinado con dos trenzas como Pocahontas. Que, por cierto, pasó de mi en cuanto vio al abuelito y corrieron a comerse a besos. Como ella ya tiene un pie en el Más Allá, puede verlo. - ¡Comportaros que me ruborizo! - Pero que si quieres arroz, Catalina,

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