sábado, 9 de abril de 2022

¡¿Por qué no me pasa a mi?!

Esta madrugada ha cantado un gallo colorao ¡Menudos pulmones tiene el gachó! ¿De quién será? Lo más curioso es que ha cantado en mi casa y no tengo gallinero. 

A pesar de que me ha despertado he creído que era una pesadilla pero el aporreamiento de la puerta por parte de los vecinos que, además, gritaban desaforadamente recetas de cocina relacionadas con pollos y gallos, me ha convencido de que el kikiriki ha sido real.

Después de agradecer al vecindario sus atenciones para mejorar mi dieta, me entretuve buscando al gallo. Lo encontré, gracias a Pascualita que, como yo, había sido despertada bruscamente y no le quitaba el ojo de encima. 

El ave estaba subida en la lámpara del comedor. Le pedí que bajara pero, muy suyo él, pasó de mi olímpicamenate. Y cuando a mi ya se me estaban hinflando las narices el vozarrón del árbol de la calle atacó los sueños vecinales con Las mañanitas que fueron, inmediatamente acompañados por la música y las voces del mariachi

¡Y ahi estaba la bisabuelastra moviendo su viejo esqueleto, mejor lubricado que el mío, soltando grititos tal que así: - ¡Ayayayayayayyyyy Andele mi cuateeeee!

Apareció mi primer abuelito flotando sobre el riel de las cortinas, y enfundado en un sudario de seda salvaje lleno de flores y polen a más no poder. Pensé que estaría enfadado pero al ver a su Julieta en plena danza ritual del Amor, babeó como un cabestro y se unió al baile. Pero ¡¿por qué no me pasará esto a mi?!

Ni se han enterado que la sirena y yo, ambas ojerosas a más no poder, estaba en la cocina desayunando (yo) y ponièndolo todo perdido (ella)

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario