miércoles, 20 de diciembre de 2023

Doña Rencores.

 Los alcaldes se vuelven locos en Navidad y convierten a las ciudades en resplandecientes lugares llenos de bombillitas leds que nos dejan boquiabiertos, cegatos y con una buena factura de la luz para pagar entre todos. 

Pero en casa hay más luces aún porque al árbol de la calle lo han tomado por abeto cuando es un simple platanero-tragaldabas. 

Aunque no todo es malo porque no tengo que encender la luz de casa para nada. En cuanto a la tele... para lo que hay que ver la dejo apagada Así no cojo berrinches.

Pascualita ha curado su desilusión amorosa saltando a la copa del árbol, una y mil veces, para quitarle espumillón y bolas y colocárlas después dentro de la pila de lavar del comedor. Se ha llevado tanto material que ha tenido que repartir entre los personajes de casa. Hasta el cuadro de la Santa Cena tiene espumillón sobre la mesa. Cosa que, como me dijo mi primer abuelito, canta bastante Efectivamente, canta y no para. Es el rey de los villancicos. Se los sabe todos, tradicionales e inventados.

La sirena disfruta y mueve la boca como si cantara mientras lleva el ritmo con su preciosa cola de sardina. 

Yo podría sentirme feliz pensando que Pascualita ya se ha olvidado de la "faena" del sireno de cartulina pero, como la conozco como si la hubiera parido, no bajo la guardia. Y menos mal porque, al pasar junto a Doña Rencores, me ha lanzado un buchito de agua envenenada a los ojo que he podido evitar por muy poco.

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