martes, 26 de diciembre de 2023

San Esteban, dia de canelones.

Confieso que no me preocupó, ni poco ni mucho, lo que me dijo la abuela sobre el pavo y la posibilidad de él tuviera a su deseado bisnieto. Al fin y al cabo era un macho, por lo tanto no podía tener ni pizca de instinto maternal. 

Reconozco que cuando conté la anécdota a la prole de personajes de casa, nos reímos mucho. ¡Menudos lagrimones soltamos todos! Tanto que el comedor se anegó. Cosa que no hizo ni pizca de gracia al lagrimal de los presentes porque, siendo la Segunda Fiesta de Pascua, pensaban que iba a tener el día libre. 

Sin embargo, al enterarse de qué iba el tema, a los lagrimales  no había quien lo parara y el caudal de lágrimas se puso a la par de las Cataratas del Niágara al caer a la calle desde el balcón. Las carcajadas de todos nosotros eran tan estridente que apenas se escuchaba el OOOOOOOOOOOO de Pepe el jibarizado.

Mi primer abuelito, secándose los ojos con el bajo de su nuevo sudario de chocolate negro e higos secos que olían a gloria, dijo: - Nena, escucha a Pepe. Te interesa lo que tiene que decir.

Poco después se me cortó la risa de golpe. - ¡Oh, no! ¡¡¡Noooooooo!!! (grité preocupadísima)

El jibarizado dijo, alto y claro, aunque no se le entendió nada hasta que mi primer abuelito lo tradujo: - No es pavo sino...  ¡¡¡PAVA!!! 

Si en ese momento me pinchan no me sacan sangre.


 

 

 

 

 

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