viernes, 29 de diciembre de 2023

De paja va la cosa.

Estos días sales a la calle y encuentras bonitos belenes en muchos sitios y como la visita es gratis me tiro un buen rato mirándolos mientras le explico a Pascualita, que va en el termo de los chinos, lo que son las cosas, las costumbres, las herramientas antiguas. En fin, que me fijo mucho porque algunos son obras maestras. Y una cosa que me ha llamado la atención es la poca paja que ponen en el Pesebre.

Lo comenté con la sirena: - ¿Acaso no hay un buey y una mula preparados para pasar allí la noche? ¿Qué cenarán? - Un jubilado que también miraba, me oyó y me dio la razón. - Me preguntaba lo mismo. Lo raro no es que apenas haya paja sino que no le han puesto un móvil a San José para preguntar a los Reyes Magos si van a tardar mucho en venir, que hace frío para estar de plantón

Seguí caminando en busca de más belenes para corroborar mi "estudio belenístico" Y, efectivamente, falta paja. Después, cuando menos lo esperaba, encontré uno con el pesebre bien cargado. Sentí que había cumplido con mi deber y me entretuve allí más de la cuenta De repente algo llamó mi atención: Entre las briznas de paja había una pequeñísima rayita brillante y supe que era la justa recompensa a mi esfuerzo: - ¡La he encontrado, Pascualita! (grité emocionada, sin importarme si los que me rodeaban veían a la medio sardina que me miraba con cara de decir ¡¿QUÉ?!) - ¡¡¡LA AGUJA EN EL PAJAR!!!

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