miércoles, 13 de diciembre de 2023

El pescozón de la abuela.

El frufrú de la seda anunció la llegada de mi primer abuelito. Apareció sobre el portier de las cortinas del comedor, envuelto en un sudario verde y cuajado de copos de nieve que caían, incansables, al suelo poniéndolo todo perdido.

- Nena, Pascualita quiere hablar contigo. - Que hable, total no voy a entenderla ni oirla. - Por eso me ha pedido ayuda. Para que le traduzca. Quiere saber algo sobre las sirenas . - Si ella no lo sabe ella menos sabré yo que no tengo escamas.

Sonó el teléfono. Era la abuela: - "Ahora voy a ir a tu casa, boba de Coria" - El abuelito siguió a lo suyo: - No sabe lo que hay que hacer para procrear... - ¿Ha dicho "procrear la sirena?" - Sí. ¿A que es culta? (mi primer abuelito estaba deslumbrado ante tanta sabiduría)

La voz de la abuela me sobresaltó: - "LLevo una hora viendo como le hablas al techo... ¿cómo quieres tener novio si te dedicas a cosas tan poco productivas como esta? Así nunca tendré un bisnieto." 

Al dar un respingo se me trabó la lengua y eso le hizo gracia a los personajes de mi casa pero no a la abuela. Por eso opté por decirle la verdad: - Efstaba habalndo con tu ex que, a sfu vezzzz tarduce a Pacsualtia. - "¡Calla, jodía! ¡LAGARTO, LAGARTO!" ¡¡¡PAPAMM!!! - Del pescozón que me dio se me destrabó la lengua ¡menos mal! y di hasta tres vueltas sobre mi misma ¡Aaaayyyyy!

Total, que no estaba yo para traducciones ni cantos de sirenas y fui a por la fregona para secar la nieve del sudario: - Que conste que te hago un favor porque no estoy yo aquí para recoger nieve. Y de llamarme fregona, nada bonita. Soy FREGATRIZ.

 

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