El frufrú de la seda anunció la llegada de mi primer abuelito. Apareció sobre el portier de las cortinas del comedor, envuelto en un sudario verde y cuajado de copos de nieve que caían, incansables, al suelo poniéndolo todo perdido.
- Nena, Pascualita quiere hablar contigo. - Que hable, total no voy a entenderla ni oirla. - Por eso me ha pedido ayuda. Para que le traduzca. Quiere saber algo sobre las sirenas . - Si ella no lo sabe ella menos sabré yo que no tengo escamas.
Sonó el teléfono. Era la abuela: - "Ahora voy a ir a tu casa, boba de Coria" - El abuelito siguió a lo suyo: - No sabe lo que hay que hacer para procrear... - ¿Ha dicho "procrear la sirena?" - Sí. ¿A que es culta? (mi primer abuelito estaba deslumbrado ante tanta sabiduría)
La voz de la abuela me sobresaltó: - "LLevo una hora viendo como le hablas al techo... ¿cómo quieres tener novio si te dedicas a cosas tan poco productivas como esta? Así nunca tendré un bisnieto."
Al dar un respingo se me trabó la lengua y eso le hizo gracia a los personajes de mi casa pero no a la abuela. Por eso opté por decirle la verdad: - Efstaba habalndo con tu ex que, a sfu vezzzz tarduce a Pacsualtia. - "¡Calla, jodía! ¡LAGARTO, LAGARTO!" ¡¡¡PAPAMM!!! - Del pescozón que me dio se me destrabó la lengua ¡menos mal! y di hasta tres vueltas sobre mi misma ¡Aaaayyyyy!
Total, que no estaba yo para traducciones ni cantos de sirenas y fui a por la fregona para secar la nieve del sudario: - Que conste que te hago un favor porque no estoy yo aquí para recoger nieve. Y de llamarme fregona, nada bonita. Soy FREGATRIZ.
No hay comentarios:
Publicar un comentario