lunes, 25 de diciembre de 2023

Navidad.

La abuela dijo: - "El día 26 habrá pavo" - Por eso no me extrañó que el primero que cruzó el umbral de casa, fuese un hermoso pavo, henchido de orgullo y con el moco colgando.

Cuando caí del guindo y me di cuenta de que, en la cocina habría un asesinato, se me pusieron los pelos como escarpias. No podía consentirlo ¿Tenía la culpa el pavo de que estuviésemos en Navidad? ¿Había tenido el pavo, arte o parte, para cebarse con él que, aunque era un ave, no tenía tratos con palomos?.

Corrí a la cocina esperando encontrar a Geooooorge persiguiendo al animalito cuchillo en mano dispuesto a hacer un pavicidio pero no... Geoooorge tomaba tranquilamente su té de las ocho de la mañana mientras el pavo observaba de cerca a Pepe el jibarizado al que picoteaba, curioso, el ojo catalejo.

A las doce del mediodía el pavo seguía vivito y coleando. Todos sabíamos, menos los comensales de la Santa Cena porque nunca habían visto un pavo, que iba a ocurrir una tragedia en el momento menos pensado.

Los nervios no me daban tregua y ya no me quedaban más uñas que morder. Por cierto, me gustaron bastante las de los pies con ese saborcillo a queso de cabrales. Exquisitas.

La mesa ya estaba puesta y adornada con velas y flores de Pascua y no olía a pavo asado. Cuando Geoooorge sirvió las delicatessen, el pavo salió de la cocina y voló hasta la pila de lavar del comedor. - ¡Huy! ¡Pascualita! (pensé) 

La abuela fue rápida: - "¡Pavo, ven aquí!" . La sirena subió a la superficie de la pila pero el pavo ya estaba sobre respaldo de una silla. - La curiosidad me pudo: - ¿Y éste...? - "He pensado que será más fácil que él me de un bisnieto a que me lo des tú, boba de Coria"

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