domingo, 17 de diciembre de 2023

No está.

 Estos días, en cuanto me veía, Pascualita sacaba a pasear su temible dentadura de tiburón y si intentaba entrar en la salita lanzaba buchitos de saliva envenenada contra mi. Pero ésta mañana no ha pasado nada de esto. Ni siquiera he visto a la sirena. Se habrá cansado de amenazarme por ilusionarla con un sireno ful.

A media mañana seguía sin aparecer. Antes de comer hablé con Pepe el jibarizado: - ¿Dónde está? - N.P.I (tradujo mi primer abuelito aunque Pepe dijo OOOOOOOO)  - A la hora de la siesta, cosa que nunca perdona, no había ni rastro de ella y entonces di la voz de alarma: - ¡PASCUALITA HA DESAPARECIDOOOOOOOO!

La abuela llamó de inmediato: - "¡Hasta la Torre del Paseo Marítimo ha llegado tu grito, boba de Coria! No es raro que tus vecinos se quejen ¡¡¡ENCUÉNTRALA!!!

El tono era amenazador. Pregunté a tirios y troyanos, pero me dijeron que no saben, no contestan y que a quien Dios se la de, San Pedro se la bendiga. Y se quedaron tan panchos.

En casa nadie sabía nada. ¡Claro. Cada uno va a lo suyo y si te he visto no me acuerdo! Que pachorra tienen todos. Intenté hablar con el árbol de la calle pero estaba ocupadísimo, dijo, ensayando villancicos. - Pero es que Pascualita no está. - Más se perdió en Cuba. Y con lo "simpática" que es tu ¿amiga? ¡que le vayan dando! (y siguió a lo suyo) ¡Ande, ande, andeeee, la marimorena, ande, ande, andeeee...!

Es casi noche cerrada y no hay noticias de ella. Miro en derredor. Noto un gran vacío en casa. Pascualita (llamo y apenas me sale un hilillo de voz) ¿Dónde estás...?


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