martes, 17 de marzo de 2020

Tercer día de Me quedo en casa.

Es el tercer día de todos los que nos quedan por pasar en casa. Enclaustrada. cosa que, ni está bien ni está mal si no fuera porque la Cotilla no se mueve de mi vera. - ¡Echese pallá, que me contagia!

No para de llorar y acordarse de los 3.000 euros que le clavó Bedulio, por pasearse dice ella pero, para mi que hubo otros motivos, además de ese.

Esta tarde, a las ocho, puse a Pascualita en plan broche y salimos al balcón para aplaudir la labor de los Sanitarios que luchan contra el coronavirus de las narices. Quería que la sirena lo viera porque es muy emotivo.

Mientras aplaudía junto con la gran mayoría de los vecinos de la calle, vi pasar a Bedulio en el coche patrulla y le llamé. Con el estruendo de los aplausos, no me oyó y grité más fuerte abalanzándome sobre la barandilla. Estaba tan empeñada en que me contará la realidad del episodio de la multa a la Cotilla que, sin pensar en el peligro que corría, me incliné más..., más ..., más y... ¡PATAPAM!

Afortunadamente cai sobre una rama larga. No la habían podado cuando tocaba y me salvó la vida. Pascualita, en cambio, siguió cayendo hasta aterrizar en la cabeza de un hombre que, al ver patrullar a los Municipales, salió corriendo.

La rama que amortiguó mi caida se fue inclinando hasta que las manos me patinaron y seguí el camino de Pascualita cayendo sobre el tipo al que la sirena estaba dejando calvo a la velocidad del rayo.

Bedulio y un compañero se acercaron ¡Por fin había logrado mi objetivo! - ¿Están vivos? (preguntó temeroso) - Creo que sí... ¿has visto a éste? parece que lo han pelado a mordiscos. - Bedulio no dijo nada porque recordó que una vez el también "lució" ese corte.

Mientras con una mano tiraba de la sirena y la metía en el escote, con la otra llamaba al Municipal. El compañero le empujó: - Esta mujer quiere decirte sus últimas palabras... Que bonito... ¡snif!...-  Acercó Bedulio su oreja a mi boca y en un susurro, para nada agónico, le dije: O me cuentas por qué multaste a la Cotilla, o ésta noche... te saldré a los pies de tu cama...

Nunca había visto al Municipal correr tanto.

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