martes, 24 de marzo de 2020

10º día en casa. La Nieta niega que le trastorne el encierro.

- Cuando ésta madrugada aún no habían puesto las calles me he despertado de golpe. ¿Por qué? Por culpa de Bedulio, Pascualita. He soñado que nos íbamos juntas a pasear y te llevaba con una correa y un arnés como si fueras un perrito mientras tu caminaba derecha sobre tu cola de pez.

De repente apareció ante nosotras el Municipal, con libreta y bolígrafo en mano, dispuesto a ponernos una multa. - ¡Seiscientos euros del ala! - Pero ¿por qué? (imploré)  - ¡Por pasear al perro! - Di un suspiro de alivio - Pues ya me estás quitando la multa porque ésto no es un perro.

Entonces, tú, Pascualita que eres muy lista, adoptaste el porte que te gastas cuando vas de broche de la abuela y Bedulio vió lo que nosotras quisimos. _ ¡¿Paseas el horroroso broche de tu abuela?! ¡Estás peor de lo que creía! Hay que ver lo que hacen tantos días seguidos de confinamiento... De todas maneras te multaré por salir a la calle a pasear y por querer engañarme haciéndome creer que "eso" era un perro. ¡Serán 3.000 euros!

Consideramos que era un injusticia como una catedral de grande y, claro, nos enfadamos . - ¡No hay derecho! (la frase fue acompañada de una patada en la espinilla y Bedulio se dobló en dos) Pascualita no quiso ser menos y saltó hasta la mano armada con bloc y boli. ¡Y mordió a gusto!

- Como ves (seguí explicándole a la sirena) no me quedó más remedio que despertarme porque, de continuar con el sueño, no me iba a bastar el sueldo de un año para pagar la multa.


No hay comentarios:

Publicar un comentario