sábado, 6 de febrero de 2021

Que cruz, Señor.

 He hablado con el abuelito para que le de un susto a la Cotilla, a ver si así se larga con viento fresco. A él le parece bien todo lo que tenga que ver con divertirse un poco porque, según dice, la Eternidad se le está haciendo un poco larga.

Ha intentado ponerle la zancadilla... sin acordarse que los fantasmas son incorpóreos y la Cotilla ni se ha enterado. También ha movido la lámpara del comedor como si hubiera un terremoto pero ha sido otro fracaso porque ella ni se ha fijado. Tiene la cabeza a las cuatro de la tarde con el puñetero Juicio a Bárcenas y anda como en una nube. La única que aplaudía era Pascualita, esperanzada en verla rodar por el suelo pero, en vista del éxito, se metido en el barco hundido a dormir la siesta

 Lo único que la ha molestado un poco ha sido cuando mi primer abuelito le ha soplado las velas del altar para los Amigos de lo Ajeno, a medida que ella las encendía. - ¡Nenaaaa, cierra el balcón, jodía, que se me apagan las velas! - ¡Está cerrado! Eso será el ánima de mi primer abuelito que está juguetón. - ¡Pues ya podría ir a soplarle a su padre!

Eso fue lo que dijo. Y no sintió ni el menor escalofrío de miedo ni nada que se le parezca. - Cómo puede estar pensando siempre en lo mismo, Cotilla. - Porque Barcenas es mi gurú. Un caballero como la copa de un pino que todo lo ha hecho por su familia. Se ve que estaban a dos velas y se dijo quito un poco de aquí, otro de allá, tapo bocas con sobrecitos y aquí no ha pasado nada... Y mira, hasta confesor llegó a tener.

- ¿Y usted para qué quiere un confesor? - ¿Yooooo? Pero si todos quieren meterme en la cárcel desde que "límpio" los cepillos de las iglesias. ¡Quita, quita! Por cierto, me ha dicho tu abuela que eres chico. Bien callado te lo tenías, guapito. Aunque has hecho bien en confesarlo ahora que ya no hay mili obligatoria. No te veo yo a ti desfilando con gracia. - ¡No soy un chico! - Vale, boba de Coria... ¡Perdón! Bobo de Coria.


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