Estaba sentada en la salita, viendo un reportaje de pingüinos, con Pascualita y Pepe el jibarizado, convertidos durante la Pandemia en mi única familia, cuando ha sonado por el pasillo: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa!
Me estaba tomando un chinchón on the rocks, mano a mano con la sirena y no se me ha ocurrido mejor sitio para esconderla a los ojos de la Cotilla, que dentro de la copa. - ¡Ay, menos mal que no has desmontado el altar para los Amigos de lo Ajeno, porque eres una descreída y éstas cosas te resbalan.
(¡Mecachis en la mar!) pensé. He perdido un tiempo precioso para echar todo esta parafernalia a la basura. - Pues ya ves, boba de Coria que, a pesar de no haber encendido los cirios, ha hecho efecto. Rato está fuera y eso que llevaba poco idem en el trullo. Voy a patentar el invento ¡y me forraré!
Estaba eufórica ante la prespectiva de matar dos pájaros de un tiro: ayudar a su gurú y sus amigos y ganar un dinerito extra.
Yo me quedé con la copla de que necesitará más velas y me imaginé mi casa llena de ellas. Hasta salían por las ventanas. - ¡Noooooooooooooo! (grité) - a lo que Pepe el jibarizado contestó - OOOOOOOOOOO
La idea de conseguir buenas ganancias le había soltado los nervios, no veía lo que hacía aunque todavía distinguía un vaso con chinchón, el mío. Se lo llevó a la boca y lo vació en el gaznate.
Suerte que reaccioné en seguida y cogiéndola del cuello apreté para que Pascualita no acabara en su estómago. ¡¡¡Aaaahg. Me mueroooooo!!! - Sonó el teléfono. Era la abuela. - "¿Qué son estos gemidos que oigo, boba de Coria?" - ¿Gemidos? (¡¡¡Aaaagh!!!) pues... nada... - "¿Nada y te estás quedando sin fuelle?... ¡Aaaaaaaaaaaaaaaayyyyyyy, Andresito. La nena está fabricando al bisnietooooooo ¡Sigue, hija, sigue así que vas muy bien! ¡Aaaaaaaaaaaayyyyyyyyyyy Que alegriaaaaaaaa!"
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