lunes, 29 de julio de 2019

Y llegó Macarena...

La abuela me llamó por teléfono a una hora "razonable" para ella: las cinco de la madrugada. - ¿No puedes esperar a mañana?... zzzzzzzzzzzzzzz - "¡No! Tendrías que haber visto cómo baila la viuda de Casimiro Casiveo. Ella y sus sufridos pies, necesitaban perderlo de vista." - Seguirá viéndolo en... la foto que habéis colgado... zzzzzzzzzzz. - "Eso es mucho más llevadero que sus pisotones" - Eso sí... zzzzzzzzzzz.

- "Me han dicho que estuviste en la playa con Pascualita" - ¿Quién te lo ha chivado?... ¿Bedulio? Sí, tiene que ser él, pero... ¿sabe que existe la sirena? (me desperté de golpe) - "No. Pero me bastó ver su herida y el grosor del dedo del pobrecillo... ¿Estaba bien el agua?" - Mojada... zzzzzzzzzzzz

No recuerdo nada más. Desperté a las ocho, preparé los desayunos de Pascualita y mío y poco después llevaba cola cao hasta en las pestañas. - ¡Menuda educación te dio tu madre, bicharraco! Estoy harta de tu modo de tomar el desayuno. ¡O cambias, o te dejo a palo seco! - La sirena sonrió y se me pusieron los pelos de punta. Aquello era una amenaza en toda regla: las hileras de dientes de tiburón tenían un brillo macabro, lo que unido a los ojos sin párpado, y al color cadavérico de su cara, bastó para dejarme de bravatas delante de la media sardina.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Una Macarena argentina ha venido a salvar a un crío! - Ya sabía yo que estar todos los días en la iglesia le traería consecuencias, Cotilla. Esa Virgen es sevillana. - Esta no, boba de Coria. Es de allende los mares. Como el niño al que salvó arriesgando su vida. - ¿Es un trabalenguas? Ahora no estoy para esto. - Y, disimuladamente, lancé a Pascualita a la olla exprés que, de momento, le sirve de acuario pero... luego, cuando se vaya la pesada de la Cotilla, tendré que buscarla en las ramas del árbol de la calle.

- Diez años tiene un niño al que el mar se llevaba para tragárselo después. Macarena no se lo pensó. Es joven, fuerte, deportista y socorrista y a eso fue, a socorrer al pequeño que ya se hundía irremediablemente. "Pensé que no vendrías a salvarme porque soy negro"

Es una frase que traspasa el corazón, la dijo el niño, aliviado al sentir a Macarena junto a él . Menos  mal que para ella todos los seres humanos son iguales. Están a salvo y felices de que todo acabara bien y puedan abrazarse cuantas veces quieran. - ¿Dónde ha sido esto, Cotilla? - En la playa a la que vas tú: Can Pere Antoni.

Saqué el chinchón on the rocks y brindamos por el niño y por Macarena ¡¡¡CHIN CHÍN CON AMOR!!!

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