viernes, 4 de junio de 2021

Velas.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - ¿Ha vendido muchas lavadoras, Cotilla? - Estoy haciendo un estudio psicológico sobre lo rara que es la gente. Nos suben la luz y la ciudadanía se queja, se rasga las vestiduras, juran en arameo, etc. etc. pero siguen comprando lavadoras que se enchufan a la corriente eléctrica y menosprecian la mía. Incluso mi plancha. - ¿Tambièn ha hecho una plancha barata? - ¡Baratísima! En realidad lo que vendo son las sillas donde apilar la ropa doblada y sentarse luego, encima durante unas horitas. ¡Y ya está planchada la colada! - ¿Y dice que vende las sillas? Pero si en cada casa hay unas cuantas. - Pero éstas son las auténticas "planchadoras" - ¿De dónde las saca? - ¿De dónde va a ser? De los contenedores de basura.

La Cotilla ha entrado con tal cargamento de velas, velitas y velones que ha tenido que ser ayudada por compañeros de trapicheo. Al quedarnos solas me he colocado delante de la puerta de la salita. - Aquí no entra ninguna vela más porque un día vamos a tener un disgusto con el fuego y saldremos en el telediario nacional. - Que ilu, ¿no? - Pues no.

Cuando hubo colocado el cargamento en el antiguo cuarto de la abuela, la pregunté de dónde  sacaba tanta cera. - De las iglesias. Siempre creí que el verdadero negocio estaba en los cepillos pero al reducir la entrada de fieles a causa de la pandemia, algunos tienen hasta telarañas, sin embargo las velas se venden muy bien. Y más ahora, con la subida de la luz.

Estábamos Pascualita y yo compartiendo un helado de chocolate cuando la vecina entró a colocar velas nuevas en el Altar de los Amigos de lo Ajeno a pesar de mis quejas. - Son para mi gurú, Bárcenas. - ¿No tiene ya bastantes? - Pues no. Porque pido que lo crean y todavía hay quien no está por la labor.

Poco después, la sirena, desde mi escote, y yo, quedamos deslumbradas con tanta luminaria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario