La Cotilla está harta de que le esté dando la vara con lo de la luz porque tiene la manía de ir dejando las luces encendidas por donde pasa: - ¡Cotilla, como se nota que la factura la pago yo! - Aaaayyyy, perdoooooonaaaaa. Ya la apago.
Hasta Pascualita se ha dado cuenta de que me altero mucho cuando hay una bombilla encendida sin necesidad y como parece que la vecina tampoco le cae bien, ha aprendido a chasquear los dedos para avisarme de que la ha pillado infraganti y tiene una sonrisa terrible cuando me escucha gritarle: ¡¿Otra vez, Cotilla?!
Tengo que tener cuidado porque la bruja ha empezado a atar cabos y aunque no llega a ninguna parte con sus cábalas, no para de preguntar: - ¿Cómo sabes que estaba encendida esa luz si desde aquí no se ve? - Me pilló de sorpresa y solo pude balbucear: - Porque... la conozco como si... la hubiera parido...
Esta tarde ha venido a hacerme una proposición: - Nena, he estado pensando que, aunque seas tonta es posible que tengas poderes paranormales, porque muy normal no eres (no supe si darle las gracias o pegarle una patada en la espinilla) Tendríamos que explotar ese don. He hablado con un compañero de trapicheo que conoce a una mujer que tiene una prima que es hermana de leche de un hombre que limpia los cristales en la sede de la televisión regional que conoce a la jornalera de la presentadora de un programa que dan por las tardes y va a pedirle que te lleve para hacer una demostración de tu arte. Nos espera mañana, a las tres de la tarde sin falta. - ¿Quién? (porque ya me había perdido) - Ya te lo he dicho, la jornalera.
Al principio me hizo gracia. Salir en televisión equivale a ser famosa aunque sean quince minutos. Pero después me di cuenta de que, sin la colaboración de la sirena, no habrá don que valga Y muy a mi pesar tuve que decir que no.
- ¡¡¡¿Qué?!!! ¿He removido cielo y tierra y me dejas en la estacada?. Eso no se le hace a una profesional. - ¿A quién? ¿al primo de leche? ¿a los cristales de la secretaria? ¿a la mujer del trapicheador?... - ¡Yo, boba de Coria! Yo soy la profesional. Y ya estás soltando cincuenta euros que es lo que le he prometido a la jornalera por los trámites que ha tenido que hacer.
De pie junto al pasillo, con el brazo y el dedo índice estirado señalando la puerta de la calle como un Rodrigo de Triana gritando ¡Tierra a la vista! Yo grité: ¡¡¡FUERAAAAAAA!!! - y me ahorré cincuenta eurillos.
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