- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Hay moros en la costa, nena? - Algo he oído en la radio de que ha llegado una patera esta mañana y... - A ti hay que dártelo todo mascado, boba de Coria. - ¡Ay, no. Que ascoooooo! - Por lo que veo, hoy te has levantado espesa. Me refiero a si tu primer abuelito ronda por aquí. - Ah... Haberlo dicho, Cotilla. Ahora mismo no está.
La vecina, que había preguntado desde la puerta y con cara de preocupación, siguió hablando. - El que está malito es Bedulio. Sufrió una impresión muy fuerte ¡y eso que no vio lo que yo vi! - ¿No querrá que lo compadezca después de venirme con una multa que no me correspondía... - No seas rencorosa. que el pobrecillo está de baja.
- Por cierto ¿sabes que viene San Juan? - ¡¿A ésta casa?! A este paso se convertirá en una sucursal del Paseo del Born. ¿Qué comerá este hombre? porque solo tengo unos botes de fabada . También puedo hacerle un pamb oli con un tomate refregado y...
- ¡Que cruz tenemos contigo! Será San Juan el jueves... - ¿Tan pronto va a venir? - Será su santo... - Menos mal que me lo ha dicho. Le haré una coca. ¿Ya lo sabe la abuela?
La Cotilla dio media vuelta y, al ir a cerrar la puerta dijo: - Casi prefiero que esté tu primer abuelito, por lo menos no es tan tonto como tú aunque... tampoco era una lumbrera. - ¿Quiére decir que me parezco a él? Porque es guapísimo. - No estaba mal pero, cuando abría la boca había que echarle de comer aparte, como a ti.
- ¡Que contenta estoy, Cotilla! Dice el refrán que dichoso aquel que a los suyos se parece ¿Qué le parece? - No tengo adjetivos para calificar tanta tontuna.
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