jueves, 17 de junio de 2021

Mi primer abuelito se divierte.

- Algo pasa dentro de mi que no es normal. Y no, no es que tenga un bisnieto a la vista. La cosa va de dragones ¡Hiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii! - Pascualita me mira como el que oye llover porque éste bicho ni sufre ni padece salvo cuando tiene frío, o calor, o se asfixia en agua dulce. Solo se preocupa de lo suyo la muy egoísta.

- ¡Dos he tenido hoy al alcance de mi mano! y no he salido corriendo. Ni he gritado despertando al vecindario. Ni siquiera me he movido del sitio... ¿Las piernas no me han obedecido? Probablemente porque son muy suyas ellas, menos mal que solo tengo dos y no ocho como los pulpos. Además, media sardina ¿que vas a hablar tú de piernas? 

- El caso es que no me conozco. ¿Será una consecuencia de la Pandemia? - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿con quién hablas, boba de Coria? - Con la pared, Cotilla. - Mira que eres rara. A éste paso no tendrás, ni novio ni perrito que te ladre. - ¿Quiére decir que salgo a usted? - ¿A mi? ¡Que más quisieras, bonita de cara! He tenido novios a montones en mis años mozos. - ¡JA! Esa era mi abuela. - Porque me los quitaba la muy jodía.

Y cambió de tema: - Para que no digas que no te regalo nada ¡Toma. Una bolsa de croasenes del súper! - Caducados ¿a qué sí? - Desde ayer solo... En mis tiempos hubiésemos querido tenerlos. - Quédeselos porque su tiempo también es ahora.

Entonces ocurrió algo que por poco manda a la Cotilla al Manicomio. Mi primer abuelito, embutido en un traje de Supermán y una larga capa de seda roja, se dejo ver... convertido en una mariposa acabada de salir del capullo y se posó en la nariz de la Cotilla.

Los berridos de la vecina hicieron temblar los cimientos del edificio, en la calle se abrió un gran socavón que a punto estuvo de tragarse un autobús de línea. El árbol de la calle tuvo que agarrarse con fuerza a los cables de la luz y dejó al barrio sumido en la oscuridad. Los vecin@s salieron a la calle a gritar con el Ayuntamiento, el Govern, el Gobierno de la Nación y, de paso, contra los que van mirando el móvil por la calle.

Y, a todo ésto yo me preguntaba a qué venían los gritos. Lo supe en cuanto vi la cara del abuelito, de cuerpo presente, en la cara de la mariposa. ¡Que jodío!

No hay comentarios:

Publicar un comentario