miércoles, 16 de junio de 2021

¡Hace calor!

Estaba en el comedor, pensando en las musarañas, cuando, desde las alturas me ha llegado un murmullo que no venía a cuento a no ser que mi primer abuelito estuviera por aquí, pero no lo vi.

Me concentré en la búsqueda pensando que se trataba de los vecinos del segundo que tienen la sangre muy alterada a éstas alturas del año y cualquier cosa les basta para acabar entre jadeos y suspiros... pero no iba por ahí la cosa. Y entonces mis ojos se posaron en la Santa Cena que está sobre el aparador. Y di en el clavo.

Los apóstoles estaban quejosos. Lo sé porque, aunque hablaban en arameo yo, cuando me pongo, entiendo lo que me echen. Uno decía: - ¡ Uf! hace tanto calor que el pan se ha puesto duro y el vino se ha evaporado en los vasos. - Otros discutían la necesidad de tener dos trajes en lugar de llevar siempre los mismos ropones de lanilla. - ¡En verano, bermudas y camisetas, hombre, por favoooooor! Luego, en invierno ya nos taparemos.

Mientras se quejaban no dejaban de abanicarse. - Abuelito ¿has repartido abanicos? - Si, hija, porque me ha dado no sé que verlos con esos sayos y esas barbas, sudando a mares. No sé si te has fijado pero hay un buen charco sobre el aparador.

Efectivamente. Un charquito de sudores varios que exalaba aromas remotos y nada agradables. Tuve que abrir las ventanas de par en par mientras la cristalera del balcón hacía lo mismo. 

Les faltó tiempo a gorriones, ramas y hojitas para entrar en casa: - ¡Eh, sin avasallar! - De repente el árbol de la calle gritó: - ¡¿Aún no tienes aire acondicionadoooo, boba de Coria?! ¡Pues ya estás tardando!

Desde el acuario, Pascualita llamó mi atención dando saltos mortales y tirando al suelo la mitad del agua de mar. - ¡Paraaaaaaa! ¿Qué quieres? - La media sardina sacó un palmo de lengua, bizqueó e imitó un desmayo. Me estaba diciendo, claramente, que el agua estaba calentuja y se moría de calor.

Poco después nos tomábamos un chinchón on the rocks a medias, ella metida en el acuario lleno de cubitos de hielo y yo disfrutando del abanico de Picasso.

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