viernes, 11 de julio de 2014

La abuela ha venido enlutada y me ha dado un vuelco el corazón - ¿La Momia? - "¿Qué momia?" - Tu suegra. Pobrecita ¿por qué no me has dicho nada? Hubiese ido a darle el pésame a Andresito y de paso, desayunar allí. - Pascualita nos contemplaba desde lo alto del jarrón chino y la abuela se dirigió a ella. - "¿Tú sabes de qué habla?" - Por toda respuesta, la sirena se sumergió y salió para tirarme un chorrito de agua envenenada que no me dio en el ojo por muy poco. - Si no se ha muerto la Momia y vas de luto, porque no llevas plumas ni lentejuelas ¿Qué pasa? (un mal presagio me vino a la mente) ¡Andresito! ¿Qué le has hecho a mi abuelito? !A penas he podido disfrutar de él y te lo has cargado! - "Pascualita ¿A ver si le aciertas ésta vez?"

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaa! ¿Qué ha pasado?... ¿No me digas que tu marido no ha podido digerir la mezcla que le hicimos ayer? jajajajajajajaja ¡Huy, perdona! Esto... jijijijiji... ejem... Te acompaño...¡hasta la puertaaaaaaaaa! jajajajajaja. Ya me pongo seria, mujer jijijijiji ... en el sentimiento. - ¡Lo habéis hecho entre las dos! ¡Como con mi primer abuelito! Esto no va a quedar así ¡Voy a llamar a Bedúlio ahora mismo!

Estaba escandalizada, horrorizada. No podía creer que las dos harpías se hubieran cargado al abuelito y estuvieran tan panchas... aunque, a decir verdad, la abuela estaba conmovida pero la Cotilla no podía parar de reír. Me extrañó su reacción porque, muerto Andresito, ella no tenía posibilidades de heredar la Torre de Paseo Marítimo quitándole el marido a la abuela. Oímos las sirenas de la policía. Los frenazos de varios coches y poco después llamaron, imperiosamente, a la puerta. Era Bedúlio y un montón de agentes de policía. - ¿Dónde está el occiso? (dijo con acento colombiano) - ¿El qué? - El muerto. - Estará en su casa... Aquí están las que lo quitaron de en medio.

Antes de que las detuvieran y les leyeran sus derechos, la abuela telefoneó. - "Hola, cariño. Habla con Bedúlio" - Al Municipal se le cambió la cara. -¡Lo sabía! ¡Ya tenemos otro fantasma en la familia para que yo no pueda dormir por las noches! (la abuela le entregaba el auricular) ¡Una leche voy a hablar con él!

Al final todo se aclaró. El abuelito estaba bien, salvo un dolor de estómago que le produjo una mezcla de licores que le prepararon la noche anterior la abuela y la Cotilla. A la vecina, al ver a la abuela de luto, le había entrado  la risa pensando que le estaba gastando una broma a cuenta del cocktel. Y yo me monté una película y saqué conclusiones erróneas. - Entonces la abuela, con los ojos llorosos, dijo "No ha pasado nada. Ni hay muerto, ni herido, ni casa incendiada o volada, ni miedo, ni atronadoras explosiones de bombas... Nada que se parezca, ni por asomo, a lo que está pasando en Gaza en éstos momentos y mirad la que se ha montado aquí en un momento... Pero allí, donde todo es de verdad ¿y quién corre en ayuda de aquellas gentes? Gentes como nosotros, que llevan a sus hijos al colegio, intentando llevar una vida normal dentro del polvorín en que viven. Y cuando estalla y vemos las fotografías nos conmovemos, pero solo los primeros días, después nos acostumbramos y pensamos ¡menos mal que nosotros no estamos allí!

 A nosotros no nos puede pasar algo así... y olvidamos que hace 78 años, nos pasó y aún colea. ¡¿Es que nadie puede parar esto utilizando las armas del sentido común, antes de que vaya a más?! ¿Por qué tenemos una memoria larga para una cosa y corta para otra? Un niño muerto por la violencia y el odio de los mayores, no tiene nación ni bandera ¡es un niño de todos nosotros! Es nuestro hijo, nuestro nieto. Son generaciones que no florecerán jamás y de esto tienen la culpa los que provocan las guerras, sea por el motivo que sea. ¡Aquí no valen! Las guerras no sirven para nada porque no las gana nadie. Lo único que vale la pena es la Vida, la Cultura... que es lo primero que se pierde cuando alguien se erige en libertador y salvador cuando nadie le ha pedido que nos salve. Hay tantas cosas por las que llevar luto...".



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