viernes, 18 de julio de 2014

Me he encerrado en casa a cal y canto porque temo la venganza de la abuela. Al principio disfruté viendo saltar, maldecir, llorar y correr a su amiga pija, Maruchi, pero pasadas unas horas me vino a la mente lo vengativa que puede llegar a ser la abuela y no quiero exponerme a acabar en el hospital... o en el cementerio.

Mientras desayunaba, lo he comentado con Pascualita - ¿Crees que exagero? ¡Que se lo pregunten a mi primer abuelito! Entre las dos amigas lo mandaron a criar malvas y se quedaron tan panchas ¡Un crimen perfecto porque no las han descubierto! Y ahora que pertenecer a la alta sociedad la abuela es más peligrosa... Jejejejejeje Pascualita, estuviste genial... ¿Estaba bueno el trocito que te comiste? - Como si me entendiera (yo diría que sí) la sirena puso cara de asco e hizo como que vomitaba ¡Vaya! no me esperaba esta reacción... - ¿No sabía a nada?... ¿No era apetecible? - Quizás fue casualidad pero Pascualita decía que no con la cabeza. También podría ser que le hubiese dado un tic nervioso.

- ¿Tenía sabor o no? - Pascualita volvió a poner cara de asco y movió la cabeza afirmativamente. - ¿Sí qué? ¿Sabía bien? - Volvió a hacer que vomitaba... Aquello solo podía significar una cosa: que no le supo a carne... ¡Claro! Maruchi debe pasarse el día poniéndose cremas caras, jabones olorosos... cosas que enmascaran el verdadero sabor. - Lo siento... eh, ejem... amiga (iba a decir, guapa, pero no puedo mentir tanto)

A media mañana sonó el teléfono. Era la abuela - "Tengo que hablar contigo... ¡No me cuelgues!... Mi amiga Maruchi, aunque dolorida e inflamada, ha venido a comprar el sillón en el que fue mordida" - ¿Para quemarlo? - "¡Para su casa! Dice que cuando le estaba explicando y enseñando a su marido el raro fenómeno que sufrió, él empezó a babear, a bizquear, a aullar como un lobo en celo. Y después de decir que hacía tiempo que no veía algo tan glorioso, disfrutaron de una noche toledana como nunca." - ¡Vaya! Nunca se sabe dónde está la suerte. - "Su marido le ha dicho que, si en vez de una nalga gloriosa, tuviera las dos, sería como tocar el cielo con las manos... Por lo visto el hombre, es ver un culo como una Luna llena y se convierte en un toro quinqueño de los que despejan la plaza de toreros, banderilleros, monosabios y manda a los caballos de los picadores a la bandera. Así que quiere la butaca, cueste lo que cueste" - ¿La venderás? - "¡Ni loca! Pero Pascualita puede darle otro mordisco en el sitio adecuado" - Ya... pero ella quiere la butaca. - "Ya le he dicho que es parte de la herencia que le corresponderá a Andresito cuando la Momia nos deje para siempre... Y también sabe que si quiere volver a sentarse, son 100 euros" - ¿La mitad para cada una? - "¡Es que yo pongo la butaca!" - Y yo a Pascualita. - "¡HECHO!"

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