jueves, 3 de julio de 2014

Tuve que esperar a que Pascualita se durmiera para quitar los trozos de espejo. Afortunadamente cae en su colchón de algas como un lirón y esta vez pasó igual. Menos mal que no se cortó cuando se los quitaba porque hubiese peligrado mi integridad física.

Hasta resolver su problema de "vivienda" la metí en un barreño de plástico. Fue una solución temporal hasta encontrar algo más apropiado porque así estaba a la vista de todo el mundo y no era plan. La abuela me llamó, preocupada. - "Mi suegra quiere venir esta tarde a tu casa. Dice que preparas como nadie ¿? los helados de corte... ¡Ya ves tú! Con cortar un trozo de barra de helado y meterlo entre dos galletas ya está listo el invento pero, incomprensiblemente, le has caído en gracia y solo tú tienes ese juego de muñeca , maravilloso, cuando manejas el cuchillo. Creo que chochea... Por cierto, si ves a la Cotilla dile que es urgente que traiga lo que le encargué"

Que bonito es tener una bisabuelastra orgullosa de lo que hago ¡Aaaayyyy! - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! ¿Suspiras? ¿No estarás enamorada a éstas alturas? - El amor no tiene edad. - Eso lo dice quién ve que se le está pasando el arroz y no tiene un maromo a mano que llevarse al huerto. - ¡Mira quién fue a hablar!... Dice la abuela que es urgente lo del orinal. - Lo están subiendo. - ¿Usted no puede con él? - Es un poco... grande. - Dos hijos del señor Li entraron en casa acarreando una reproducción de un gran jarrón chino de la época Ming por lo menos. - ¡Esto es muy grande, Cotilla! - Cuesta lo mismo que uno bastante más pequeño, así que he pensado: Caballo grande, ande o no ande. ¡Y aquí está!

Por la tarde llegaron la abuela y la Momia. Después de darme un beso sus ojos se fueron hacia el rincón donde, hasta ayer, estuvo el orinal decimonónico. Vi como se abrían asombrados mientras la abuela me lanzaba miradas asesinas - ¡¿Qué le ha pasado al orinal?! - Debió recibir  un conjuro mucho tiempo atrás y ahora, cuando se cumple el plazo, hace efecto y se convierte en algo tan original como ÉSTO. - ¿Eso es posible, nena? - Cosas más raras se han visto, bisabuelastra querida. - Y no se habló más del asunto.

El resultado de la "idea" de la Cotilla fue que tuve que trajinar un montón de garrafas de agua de mar para llenar el recipiente. En cambio Pascualita logró mucho más sitio para nadar, claro que cuando salta fuera los porrazos son más gordos. ¡Y no para de hacerlo porque, entre salto y salto, ha visto en el espejo del aparador, al sireno de sus amores!... ¡La madre que la parió!


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