viernes, 23 de noviembre de 2012

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaa! Vengo a buscarte para ir a hacer deporte... ¡Venga, muévete! -  "Escucha, escucha ... crek, crek, crek... son mis huesos que aún se están desperezando" - Crok, crok, crok... los míos suenan con más aplomo de los tuyos. - Eso es porque no he querido forzar el movimiento... escucha ahora... ¡catacrak! ... ¿A qué no lo mejoras?

Harta de oir crujidos de huesos, dije - ¿Y esa vestimenta, Cotilla? - Un traje completo de ciclista... se lo compré al señor Li. Me lo dejó baratísimo, 4 euros; lo que no sé es a qué vino tanta risa cuando vio vestida así. - Me lo puedo figurar... ¿y esos tobillitos? jejejejejeje ... ¿la camiseta no es de fútbol? de cuando el Barça jugaba en 3º regional? jejejejejejejeje - ¿No vamos? - "¿Tienes bici?" - Encontré una en un contenedor y Blas la arregló, ahora la tenemos a medias y hoy me toca a mi... Iremos por la carretera de Valldemossa y veremos a los ciclistas que corren el Tour y se entrenan aquí. Dicen que alguno está buenísimo. - "¡Haber empezado por ahí, mujer!"

Antes de partir les he hecho una foto. Habrá que enmarcarla. Una vestida de fantoche y la otra de chándal  verde fosforito, gorrillas de propaganda, termos con chinchón y el termo de los chinos . ¡La abuela se ha llevado a Pascualita!

Había pasado más de una hora de su salida. Corrí a buscar un vecino que pudiera llevarme hasta ellas pero a ninguno se le había perdido nada por allí. Así que abordé un coche que acababa de pararse junto a la acera. Había una mujer - ¡Es un asunto de vida o muerte. Vamos a la carretera de Valldemossa! - Ni a esa ni a otra. ¡Coja un taxi! - ¡No, que lo tendré que pagar! Le enseño el camino - La mujer arrancó mirando de reojo a la loca que se sentaba a su lado - Es que mi abuela y su amiga van en bici. - ¿Son muy mayores? - ¡!Más que la tos! Y se ha llevado la joya de mi casa... - ¿Solo tienen una? - ¿O hay más? - Usted sabrá - No, yo no sé nada. A mi que me registren... ¡Mire, son ellas! - Estaban sentadas la borde de la carretera, espatarradas, sin aliento y ¡sin la tapa del termo! Mi tiré, frenética, entre los matorrales buscando a Pascualita. Un poco más allá un perro pastor miraba hacia nosotras y arriba, haciendo círculos, un halcón nos vigilaba.

No la encontré. La abuela y la Cotilla estaban encantadas hablando con María, la mujer que me había traído. Entre risas les oí decir: "¡Lo van a capar jajajajajaja ... Y aquí se los ponen por montera jajajajaja" - ¡Pobriño, mira que equivocarse de banco, eso no se le ocurre ni al que asó la manteca! jajajaja - ¡El Presi no cobrará! ¡No llegará a fin de mes, como yoooooo! jajajajaja aunque él tiene a quién hacérselo... - "No te quejes, guapa, que ya lo pago yo aguantándote. Venga, María, vamos a brindar por los torpes. ¡Saca el chinchón, Cotilla! - Cuando la abuela levantó el brazo vi a Pascualita en plan broche prendido en el chándal  - ¿Para que llevas el termo colgado? le susurré - "Por si se cansa" - me dijo cargada de razón-

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