lunes, 2 de febrero de 2015

- "Nena, no salgas que luego pasaré por tu casa" - ¿A dónde quieres que vaya si es de noche? - "Me da la impresión de que en tu barrio amanece más tarde que en el mío" - Será eso. Como sois ricos el sol os alumbra antes (dije con retintín) - "¿Te has levantado con el pie izquierdo?" - Con ninguno. Estoy en la cama, tapada hasta las orejas. - "Qué suerte tienes de ser pobre. Aún puedes dormir un poco más."

Naturalmente no puede porque me había desvelado. Y encima no me dijo para qué vendría a casa... Di unas cuantas vueltas en la cama pero no conseguí otra cosa que ponerme de los nervios. Entonces llegó la que faltaba para el duro:  ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! Haz café que traigo croasans fresquitos.

Decidí no tirarla por la ventana porque era muy temprano y al estrellarse contra el suelo podría despertar a los vecinos, así que hice el café y mordí uno de los croasans. Estuve a punto de quedarme sin dentadura porque, más que fresquito estaba ¡helado! - No seas quejica. Se han helado con el frío de la calle... Encima que te los traigo gratis, te quejas, desagradecida.

Sobre las doce del mediodía llegó la abuela. - ¡Me has tenido toda la mañana pendiente de ti! Podrías avisar que vendrías tarde. - "¿Acaso tienes algo mejor que hacer?... Traigo regalitos" - Ah, bueno. Así me callo... Si no es mi cumpleaños ni mi santo... ¿A que viene los regalos? - "A que hace frío y la pobre Pascualita puede quedarse pajarito" - ¿Pascualita?... ¿no me traes nada? - "¿A ti, por qué? Si tienes frío te tapas o te arrimas a la estufa pero la sirena no puede, por eso le traigo unos chubasqueros forrados de piel sintética que he comprado en la tienda del señor Li..." - ¡Toda la mañana de plantón y no me traes nada! - "Que cruz tengo contigo, pedigüeña"

Sin ningún miramiento, cogió a la sirena que dormía tranquilamente bajo las algas y le colocó uno de los chubasqueros. Se lo cerró con el velcro y la dejó sobre la mesa del comedor para ver qué tal le sentaba - Ya te lo digo yo (dije, llena de rencor) parece un chorizo con brazos. - "No sé a quién has salido... Está monísima" - Lo que está es cabreada.

Era verdad. Nadie despierta a Pascualita y queda impune. En un santiamén el chubasquero quedó echo trizas cuando, en un ataque de rabia, la sirena usó dientes y manos para desembarazarse de su "prisión", luego recogió los pedacitos con la boca y se los tiró a la abuela a la cara junto con un chorrito de agua envenenada. Los gritos los oyó Geoooorge que estaba en el rolls royce rodeado del concierto de pitos habitual. Subió corriendo, asustado y en seguida se unió a mi en la carrera al rededor de la mesa, para coger a la abuela y poder calmarla a base de chinchón.





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