jueves, 14 de agosto de 2014

La Cotilla llegó mientras yo desayunaba ¡faltaría más! Es Pepa la oportuna. Menos mal que se anuncia con su grito de guerra: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaa! - Y me da tiempo a lanzar a Pascualita al jarrón chino. Hoy parece que no he tenido muy buena puntería porque he oído un ¡clonc! y casi enseguida ha salido un chorrito de agua con muy mala idea. Lo que no me ha dado tiempo a esconder ha sido la taza de cola cao de la sirena ni la leche caída al rededor - ¿Cómo sabías que venía? - ¿Eeeeeh.. - Te agradezco el cola cao pero prefiero café con leche con ensaimada, en lugar de pan tostado... ¿me lo vas a hacer?... Que desagradecida eres. En cambio yo soy toda corazón. ¡Toma!

De la gran bolsa que usa para sus "transacciones comerciales" sacó algo negro que correteó por la mesa de la cocina hacia mí - ¡¡¡Una rata!!! - grité y de un manotazo, la lancé al jarrón chino. Se nota que le tengo querencia.

- ¡¿Qué haces, desgraciada?!  ¡Es un conejito! ¡Una mascota! - Corrimos hacia el jarrón antes de que el animalito se ahogara o se encontrara con Pascualita. La Cotilla lo agarró por las orejas y lo sacó. Un rato después, calmado y seco, pude verlo bien - ¡Oooooooooooh, que monoooooooooo! - ¿Es que nunca has visto uno, boba de Coria? Es un C O N E J O.

Al poco rato oímos llegar el rolls royce. La abuela entró en casa, seguida de Geoooorge que exclamó al ver al conejo algo así como - ¡Rabbit! - Le saqué enseguida de su error . - Aún no lo hemos bautizado, Geooooorge pero, mira... no me disgusta Rabito. - La abuela lo cogió, lo sopesó y sentenció. - "Habrá que alimentarlo y para mi cumpleaños lo haré con cebolla" - ¡Ni hablar! ¡Es mi mascota! - "¿Un conejo? Búscate una mascota de dos patas para que te alegre las pajarillas y te caliente la cama, que buena falta te hace" - ¿De dos patas?... ¿Un mono?... ¡No quiero un mono! - "Con tu "brillante" cerebro no puedes aspirar a nada mejor"

La abuela siguió hablando, como si yo no estuviera, de modos de preparar la carne de conejo, a cual más sabrosa. A pesar de que la boca se me hacía agua, no me resignaba a tener que comernos a mi mascota incluso antes de ser "bautizada" Así que protesté, protesté y protesté - "¿Cuándo le has traído el conejo, Cotilla? - Hace un rato... - ¡Ya le he cogido cariño! - Las dos amigas levantaron los ojos al techo - ¡Que cruz tenemos con ella! - Luego la abuela ordenó a su mayordomo que cogiera al conejo. - ¿Para qué, madame? - "Lo engordaremos en casa" - ¿Comer rabbit nosotrous? - "Sí. Y te chuparás los dedos" - Mi no coger rabbit... No comer.

La abuela esbozó una sonrisa siniestra, a través de la cual relucía un colmillo. "¿You querer ir a cola del paro, cretino?" - Madame no insultar mayordomou. - "¡Coge el conejo si no quieres que te pateé tu culo inglés!"- Ahí se inició un persecución entre ellos, dando vueltas a la mesa del comedor que acabó cuando la Cotilla, algo mareada, le hizo la zancadilla a Geoooooorge que se estrelló contra el suelo. Entonces la abuela cogió al conejo y lo que pasó después es digno de verse a cámara lenta: Al sentirse aprisionado... el conejo, pequeño pero matón,... se revolvió... y de un zarpazo feroz... clavó las uñas... y la cuidada mano... de la abuela... empezó a sangrar... como si fuera... un toro de lidia... estoqueado...  Sonó un grito... desgarrador... y el conejo..., por segunda vez... en un día,... voló por los aires... aterrizando... o mejor, amarando... ¡en el jarrón chino!

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