jueves, 22 de diciembre de 2016

¡La carrera!

La abuela se ha presentado con todos los amigos de El Funeral en el castillo de Bellver. - Cuanto te agradezco que hayáis venido a darme ánimos. - "No te dejes llevar por tus paranoias. ¡Venimos a ver sangre! Estamos hasta las narices de programas de televisión con niños guisando mejor que Arguiñano, cantantes que nos dejan sordos, series americanas donde los actores repiten siempre los mismos gestos. Y aunque también se ve sangre, es de pega"

Mientras se me erizaba el vello, los de la tercera edad gritaban como posesos - ¡¡¡QUEREMOS SANGRE REAL!!! - Unos guardias les amenazaron con hacer una redada y llevarlos a todos a la cárcel si se metían con la realeza - ¡Y se quedarán sin ver el espectáculo, abuelos! - La última palabra soliviantó los ánimos - ¡¡¡Abuelos lo serán vuestros puñeteros padres!!! - Los que llevaban bastones los blandieron, incluso algunos tacatacas se transformaron en pequeños tanques dispuestos a pisar callos.

Los guardias bajaron el tono. - Hablábamos de la realeza... - ¿Nosotrooooooooosssssssssss? Que mal entendéis las cosas ¡Queremos sangre auténtica. No kepsup, jodíos!

De repente, por los altavoces, sonó una diana floreada, jaleada por la concurrencia y los primeros nadadores se subieron al borde del foso y al grito de ¡YA! que soltó la Cotilla, se lanzaron al agua. Inmediatamente el agua pareció bullir y un grito, horrorizado, salió de todas las gargantas: ¡¡¡PIRAÑAS!!!

Los nadadores se atropellaban unos a otros. Ninguno quería ser el último. Y sobre todo los mallorquines, no querían que les ganara un forastero.  Al llegar a la meta saltaron raudos fuera del agua. Estaban golpeados, incluso algunos sangraba y la gente rugió como hacían los romanos en el Circo.

Cuando me tocó nadar temblaba como un flan y los gritos de los de El Funeral no me animaron mucho: - ¡¡¡QUE SE LA COMAN, QUE SE LA COMAAAAAAAN!!! - La voz cantante la llevaba mi abuela como si fuese una directora de orquesta.

Subida al petril del foso junto a mis competidores, paseé la mirada en derredor por si no volvía a ver la luz del sol. De repente el agua empezó a bullir de nuevo y la gente a cantar: -  ¡¡¡Comer, comeeeer. comer, comeeeer para poder creceeeeeeer!!! - Sin pensarlo dos veces nos tiramos de cabeza al agua. Nadábamos como si se nos fuése la vida en ello... por la cuenta que nos tenía. De pronto algo me rozó ¡y mordió el dedo gordo! Me puse histérica, pataleando, gritando, llorando, pasando por encima de los otros concursantes, aplastando cabezas, tirando de pelos, orejas... - ¡¡¡Me comen, socorrooooo!!!

Vi a la abuela, asomada, gritando y señalando el agua. Redoblé mis esfuerzos mientras el dolor me traspasaba. Alguien pasó sobre mi, hundiéndome. Abrí los ojos para ver a mis enemigos y allí estaba ella ¡¡¡PASCUALITA!!!

Una vez en casa, con un dedo más hinchado que una berenjena y todavía temblando, agarraba con fuerza la botella de chinchón mientras la abuela y la Cotilla intentaban arrebatármela. - "Si nos la das te diremos la verdad" - Negué con la cabeza y bebí a morro otra vez. - "No había pirañas, boba de Coria. Metimos tubos haciendo burbujas a la salida y la llegada de la carrera" - ¡Lo que nos hemos reído! (cloqueó la Cotilla) - "Y quién tú sabes, se ha tirado al agua para jugar contigo" jejejejeje - La Cotilla se puso seria. - ¿Pascual otra vez? que promíscua eres, jodía.


No hay comentarios:

Publicar un comentario