domingo, 22 de julio de 2012

- "Nena, la cesta de la compra ha subido 100 euros y tú sigues dándome la misma miseria ¿Qué hacemos? ¿Me das más dinero o pido al Govern que nos rescate?" - ¡Lo que tienes que hacer es recortar gastos! - "Como no me recorte las uñas no sé qué más puedo hacer" - Yo te lo diré: la Cotilla que coma en su casa... - "Pero si no le llega la paga..." - No es asunto nuestro. Los pollos para las croquetas no los compres frescos, cuando están a punto de caducar están más baratos... o mejor aún, ves a los contenedores de basura de los supermercados y los recoges de allí, son gratis. - "¡Estás loca!" - A Blas le dices que, en el sobre que deja bajo la maceta del recibidor, ponga una cantidad fija y no la que le de la gana. - "¿Pero... pero...?" - Andresito y el Médico, cuando vengan a comer, que se pasen antes por el mercado y nos llenen la nevera en vez de traer tartas o pasteles. Y tu deja de ir tanto al Funeral que por ahí también se van los euros - "¡Si todo me lo paga mi novio!" - Se acabó el ir tanto a las tiendas de los chinos, ya no tienen las cosas tan baratas como antes y si necesitas algo de verdad, habla con el señor Li para que te haga descuento... ¡Ah! Y nada de comprar una revista cada semana. En el contenedor de papel siempre hay, solo es cuestión de que estés atenta cuando la peluquera vaya a tirar las suyas. Se las pides. Y si quieres leer libros, que te los presten. Ni un euro para eso. Total, después ocupan sitio y se llenan de polvo... En cuanto a Pascualita, se acabó comprarle de comer, como le gusta todo le das un poco de lo nuestro y va que chuta. Fíjate si puedes ahorrar y eso que solo te he hecho un pequeño repaso - La abuela echaba chispas - "¡Rajoy, más que Rajoy!"

A mediodía la Cotilla entró rápida como siempre y se sentó a la mesa. - Se os ha olvidado ponerme cubierto - "No, hija. Son los recortes que ha impuesto la paganini ésta" - ¿Ya no voy a comer aquí? ¿Qué va a ser de  mi ahora? - Esto no es un asilo.  Aprenda a apañárselas con la paga que le dan - ¿Estás oyendo a tu nieta? Me condena al hambre y la miseria - ¡Pues vaya a llorarle a los bancos que han despilfarrado! - ¿Que has puesto para comer? - "Cuatro albóndigas, dos para mi nieta y dos para mi, y un poco de salsa de tomate". Que birria - Así ahorraremos en gimnasio.

A media tarde bajó la Cotilla - Tengo más hambre que el perro de un ciego. ¿No te ha quedado un poco de salsa para rebañar? - "Nada pero tengo pan, lo tostamos, le ponemos aceite y nos lo tomamos con café con leche" - ¡Hum, bocato de cardinale!

Unos días después yo estaba desfallecida, la abuela no me miraba a la cara y Pascualita quería morderme en cuanto me veía. Toda la casa estaba llena de notas: ¡No a los recortes! ¡Inepta! ¡Inútil! ¡Antes muerta que recortada! Cuando nos sentamos a la mesa en mi plato había unas tristes lentejas sin chorizo ni sustancia en cambio la abuela y la Cotilla (¡¿Qué hace ésta aquí?! pensé) daban buena cuenta de un pescado al horno con verduras que olía a gloria. Al ver mi cara de asombro la abuela me dijo: "He pensado que si quieres hacer recortes es justo que los hagas pero como yo no quiero, lo que ahorro en tu comida lo añado a la mía y así la Cotilla y yo comemos mejor" - ¿Pero...? - "No hay pero que valga. Hazte a la idea de que tu eres de los que pasan por el aro y yo soy el Gobierno que te aconseja recortar  mientras se sube el sueldo... ¡Ah! y no pienses probar el chinchón  así la botella nos durará más".

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