lunes, 26 de febrero de 2018

Libertad de expresión.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Estoy como unas castañuelas, boba de Coria! - ¿Y yo qué culpa tengo, Cotilla? - ¡España está cambiando a pasos agigantados! - ¿Para bien o para mal? - ¡Para mi querido gurú, Luis Bárcenas, para bien! - ¿No me diga que él y sus compañeros se han ido de rositas? - Todavía, no, pero las prespectivas no pueden ser mejores ¡Levántate y saca el chinchón! - Son las ¡cinco de la madrugada!... -  A quien madruga, Dios le ayuda. Urdangarín debe madrugar mucho porque le ha ayudado Dios, sino, no me lo explico... Y si lo dejan libre a él ¿Cómo no van a hacer lo mismo con mi gurú y compañía? - ¿Y dice que lo ha ayudado Dios? Entones estamos apañados.

Llamaron al timbre. - ¿No será Dios? (dije, alarmada) Era Andresito - ¿No vendrás a pedirme asilo familiar? - Es que estoy muy contento y tenía que contárselo a alguien. - ¿Por qué no a tu mujer? - Está durmiendo y tiene muy mal despertar. - El Abuelito se sentó en mi cama. - Estoy feliz porque se está haciendo justicia en éste Pais. - ¿Estás seguro? - Las personas de bien, que van trajeados, repeinados, oliendo a colonia carísima, la manicura perfecta, los dientes blanquísimos y pulserita con la bandera española, no van a a cárcel. ¡Menos mal! - ¿También te iban a meter a ti? - ¡Dios me libre! - Cuanto trabajo le dáis a Dios ultimamente, abuelito.

Amanecía cuando la abuela entró taconeando fuerte. - "Estoy preocupada" - Todos la miramos. - ¿Por qué? - "Han detenido a la Libertad de Expresión" - ¡Vaya por Dios! - "¡La van a encarcelar!" - Algunos se pasaron de rosca y luego pasa lo que pasa.(comentó el abuelito con mal disimulada alegría) - "¡Tu no comes hoy en casa!" - ¡Pero si dijiste que habría mariscada! - "¡Y la habrá, pero no para ti! En la manifestación del día 8 pediremos su libertad" - Andresito se había enfadado. - ¿De los mariscos? (había rabia en su voz) - "De la Libertad de expresión"

- ¿Sigues con la idea de ir a esa manifestación? - "Naturalmente. Y voy a proponer que vayamos todas disfrazadas de Puigdemont, para echarnos unas risas, como le pasó a Joaquín Reyes" - Yo no iría (el abuelito tanteaba el terreno) - "Pues no vengas" - Pero es que... - "Ni pero, ni pera." - No se puede discutir con tu abuela, nena.

Pascualita, harta de que nadie le hiciera caso y sin desayunar, daba saltos mortales en el acuario y a punto estuvo de vaciarlo llenando de agua de mar el suelo del comedor. La Cotilla se alteró. - ¿Qué pasa ahí? - Será el abuelito. - Entonces la vecina miró en derredor y nos vio a todos, abuelito incluído. Lo señaló con un dedo tembloroso. - ¿E... es... te? - No, el otro. (dije, con gran desparpajo) La cara de la Cotilla cobró un color gris-verdoso muy desagradable.


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