miércoles, 25 de abril de 2018

¿Cómo se llama esa canción que dice ¡que la detengan, es una mentirosa, etc. etc.?

La Cotilla y la abuela han coincidido en mi casa. Al verse se han dado un beso (¿?) y la vecina ha recibido el pésame de su amiga. Pregunté: - ¿Quién se le ha muerto, Cotilla? - Pero la respuesta de ambas fue todo un jeroglífico intraducible. - Ay, ay, ayyyyyy... - "Anda quéeee..." - Huy, huy, huuuuuyyyyyyyyyy... - "Por favor, por favor, pooooor favoooooor..." - Así se tiraron un buen rato y como no me enteraba de nada las dejé y fui a contarles el episodio a Pepe y a Pascualita.

Tampoco obtuve respuesta de ellos pero me escucharon sin decir ni pío. Al final la sirena perdió la paciencia y se zambulló hasta el fondo del acuario tapándose con las algas. Pepe, la cabeza jivarizada, fue más educado. Aguantó estoico mi perorata. A ver qué remedio le quedó.

Cansada de criticar a las dos amigas que no querían hacerme partícipe de la muerte de alguien... ¿quizás un antiguo amor de juventud, de esos que solían tener a medias? ¿Y qué? ¿A que venía tanto misterio?

Preparé una jarra de chinchón on the rocks y la llevé a la salita. Antes de entrar la Cotilla hablaba de una altar. Empezó a hervirme la sangre ¿la dichosa vieja planea montar un altar al viejo amor? ¡Por encima de mi cadáver! ¡Que lo ponga en su casa!

Suerte que, antes de meter yo la pata, siguió diciendo: - ¡Menos mal que no lo hice! No se lo merece. Se creerá autodidacta porque, con los buenísimos maestros que tiene, mi gurú Bárcenas sin ir más lejos, no pidió consejo.

Entré con la bandeja y mientras la ponía sobre la mesa, dije. - No sabía que la finada era mujer... ¿Una amiga del colegio? - ¡¿Esa?! Una pardilla. - ¿Como puede hablar así de alguien que ya no está? - "¿Se ha ido?" - Pues tanta gloria lleve como descanso deje - "¡Ostras, que fuerte! No sabía nada" - Pero... si no paráis de hablar de ella. - Porque no se puede ser más tonta.

Al cabo de un rato de no sacar nada en claro tuve la corazonada de que la conversación no era coherente. - ¿De quién habláis? - De la Cifuentes ¿Tu marido tendrá que ir al funeral? (preguntó la Cotilla a la abuela) - ¡Cifuentes no ha muerto! (grité) Ha dimitido, a regañadientes - ¡A ver si te aclaras, boba de Coria!

Finalmente me hablaron del vídeo donde saca del bolso, ante un guardia de seguridad de un supermercado, dos botes de crema que, sin saber cómo, se habían refugiado en él. - ¡¡¡Madre del Amor Hermoso!!! Era lo que le faltaba para el duro. - Es una pardilla. Te lo digo yo que sigo las enseñanzas de mi gurú Bárcenas. Una orgullosa y una pardilla por no pedir consejo de cómo se hacen éstas cosas a los profesionales. - ¡Anda y que la zurzan! - "Nena ¡A ver ese chinchón fresquito!"

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