viernes, 27 de abril de 2018

Ojones.

Los días se alargan que es un primor, aunque nunca llueve a gusto de todos. Por ejemplo, de la abuela. Porque dice que así no brillan tanto sus lentejuelas como con la luz eléctrica. En fin, para gustos, colores.

A Pascualita tampoco le gusta mucho irse a dormir siendo de día. Porque ella tiene un reloj biológico que le dice: ¡Tararíiiiiii, a dormir! y tiene que hacerle caso. Así que ahora, además de esconderse en el barco hundido, también lo cubre con las algas. Que remilgada es la jodía. Entiendo que la pobre, ha pasado toda su vida en plena oscuridad en las profundas simas del mar. Sin embargo el sol le gusta. Pero no sabe dormir si no está oscuro. ¡Pues a mi me gusta así! (le grité para fastidiarla, viéndola amontonar las algas a su alrededor)

Ahora llevo las gafas de sol puestas, apoyadas no en la naríz, sino en los ojos a punto de salirse de las órbitas gracias a los chorritos de agua envenenada que me tiró la jodía. ¡Que genio tiene el bicho! Esta mañana e ido la calle de ésta guisa y un gracioso me ha pregunado si me había escapado de un circo. Y en el trabajo me han prohibido la entrada para no espantar a la clientela. Al menos tengo vacaciones hasta que se me pase la hinchazón. No todo va a ser malo.

 A consecuencia de la protesta de ayer frente al Ayuntamiento, la abuela y la Cotilla están afónicas perdidas y no pueden reírse a mi costa, bueno, reírse sí pero se abstienen de hacer comentarios hirientes.

Esta tarde han venido a casa y se han sentado sobre la alfombra de la salita ¡a jugar a las canicas con bolas gordas de cristal! La abuela me ha pasado una nota: Si se nos pierde una canica te cogeremos las que llevas colgando. ¡¡¡Que rabia me ha dadoooooooo!!!

Las he dejado con sus risas y he ido en busca de una jarra de chinchón on the rocks que tenía en la nevera. De vuelta a la salita me he sentado en el sofá a tomarme unas copitas. Las dos amigas han ordenado ¡Una para mí! y "¡otra para mí!"

He llenado dos copas y las he dejado sobre la mesa, bien alejadas de ellas. - "¡Ayúdanos a levantarnos, boba de Coria!" - No puedo, se me caerán los ojos con el esfuerzo" - Y mientras ellas siguen, patas arriba, en plan cucarachas intentando levantarse yo voy dando buena cuenta del chinchón.

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