sábado, 28 de abril de 2018

La abuela se quiere casar de nuevo.

La abuela, siguiendo su costumbre de hacerme partícipe de sus ideas antes que a nadie, me ha llamado cuando aún no habían puesto las calles y yo dormía a pierna suelta. Luego se queja de que no la escucho. Ni la veo, al tener los ojos pegados por las legañas.

Creo que quiere casarse de nuevo. Por lo menos es lo que creo que me ha dicho, aunque seguro que lo he oído mal.

A media mañana me ha vuelto a llamar - "¿Qué te parece lo que te he contado?" - Pues... no sé... - "¿Por que no escuchas a tu mayores, alma cándida?" - ¿Por qué no llamas a horas normales? - "Normales con respecto ¿a qué? Boba de Coria"

Me agota ésta mujer. - "Andresito y yo vamos a casarnos." - ¿Para qué? - "Por qué hace veinticinco años que nos casamos" - ¿Cuándo?  - "La semana que viene"  - Tienes la cabeza a las cuatro de la tarde, abuela. Faltan años todavía - "Me gusta preparar las con tiempo que luego todo es correr. Tengo que hablar con el cura de la Catedral" - ¿Para qué? - "¿No te enteras? Para que me case."

Así lleva varios días y nos tiene a todos locos. Desde Pascualita a la Cotilla estamos desquiciados. Que si la modista, que si la peluquera, que si el banquete, que si la iglesia... Por lo visto Andresito, abrumado con la que se le viene encima, ha huído de su casa y no lo encuentra ni Lobatón.

Unas mañanas después, la abuela entró pegando un portazo, más enfadada que Carracuca y gritó - ¡¡¡YA NO ME CASO!!! - ¡¿Qué pasa ahora?! -  "Creía que casarse era gratis pero el obispo me ha pedido ¡trescientos euros! ¡¡¡TRESCIENTOS EUROS!!!

- ¿Y? - "¿Cómo va a pedir eso por hacer su trabajo?" - ¡Pero si para tí eso no es nada! - "¡¡¡TRESCIENTOS EUROS POR HACER BIEN SU TRABAJO!!! Esto es para mear y no echar gota" - ¡Pero... ¡abuela! - "¡Ni abuela, ni leches! No me caso y no me caso"

Una hora después apareció Andresito.

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