martes, 29 de mayo de 2018

Depresión.

La abuela ha venido hecha un pimpollo... llena de colorines, estrellas, corazones y huevos fritos. - No sé si vas atrasada o adelantada para el Carnaval... - "¿A qué viene tu sesudo comentario? Lo que me ves lucir, con mi elegancia innata, es un modelo exclusivo de Agatha Ruíz de la Prada." - Estoy impactada, abuela. - "Lógico. Impáctate más: aquí está la etiqueta con el precio" - ¡Ostras, Pedrín! -

Solté la etiqueta como si me hubiese mordido una serpiente - ¿Quiéres que la quite? (acerté a decir a pesar de la conmoción cerebral que me dio) - "¿La etiqueta? ¡Ni hablar! Estos modelitos son multifuncionales. Todo lo que le pongas o cuelgues en ellos los revalorizan. Y no se notan" - ¿Vas de boda? - "A la playa" - ¿Con esos zapatos de grandes plataformas? Caerás de bruces y dejarás los dientes clavados en la arena. - "Eso es lo que te pasaría a ti pero yo soy yo, boba de Coria" - 

Cuando la abuela tiene el ego subido no hay quién la aguante. - "Las playas están siendo "visitadas" por seres extraterrestres. Sus naves espaciales amerizaron en alta mar y los tripulantes, provistos de escafandras especiales contra nuestro aire, se dejan llevar por las corrientes marinas que los transportan hasta las playa. Son robots de diseño. Y los terráqueos, que a divertirse no nos gana nadie en toda la galaxia, hemos inventado el juego llamado: Encuentra la Carabela Portuguesa"

Estoy segura de que mis ojos bizquearon ante tamaña información. - ¿Abuela...? - "Dice el refrán: dónde fueres, haz lo que vieres. Y eso hago yo. Si desde lejanísimas tierras nos envían objetos de diseño, no iba yo a ser menos. Buscaré una de esas carabelas y cuando me grabe para mandar mi imagen a sus jefes, veran una magnífica representación de una mujer elegante, muy elegante y a la vez, supermoderna" - ¿Abuela...? ¿Estás bien...? Si encuentras uno de esos bichos ¿qué harás con él? - "Llevármelo a casa" - Me lo temía... - "Seré la primera persona de mi barrio millonetis en tener un robot sideral." - ¿Abuela...? - "¡¡¡¿QUEEEEEEEEEEEEEEEEE?!!!

¡Que susto! Di un respingo. - ¿Estás bien? (repetí) - "¡¡¡NOOO. NO ESTOY BIEN!!! Ya no aguanto más los llantos de Andresito. ¡No quiere salir a la calle! Está depresivo. El médico le ha prohibido mirar la televisión pero es un cabezón y no hace caso. Y encima tiene alucinaciones: Sale el Presidente y él ve a Pinocho, sale la ministra y él ve a Pinocho, salga quien salga, el no ve españoles, ve ¡PINOCHOOOOOOOOOOOS!"

Nos sentamos a la mesa de la cocina y compartimos una botella de chinchón con Pascualita y Pepe, la cabeza jivarizada. Más tarde, cuando escuchamos: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! ya no quedaba ni una gota. El sermón que nos soltó la Cotilla sobre el Egoísmo nos hizo reír a carcajadas mientras, disimuladamente jejejejejejeje, Pascualita salía despedida por la ventana abierta del comedor y caía en el árbol de la calle, a pesar de que mi intención fue lanzarla al acuario jajajajajaa... ¡hip!...

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