jueves, 6 de junio de 2019

Primer centenario.

... y ¡CIEN!

Vamos a ver: de 1919 a 2019 van... cien. No falla.

Así que, ¡felicidades papá!

Te despediste de la vida en otro año de nueves: 1999. Pero no de mi. Seguimos agarraditos a ese cordón umbilical, invisible, que nos unió desde el primer momento.

Naciste en un lugar de la Mancha, de cuyo nombre ¡ya lo creo que te acordaste siempre!, Manzanares. Y llenaste mi imaginación con historias que tenían muchos frentes: infancia, niñez, juventud y de adulto joven pero adulto al fin y al cabo porque dos guerras a la espalda curten mucho.

La vorágine de aquellos tiempos oscuros acabaron llevándote a Mallorca donde acabaste por echar raíces profundas. No fue una entrada triunfal la que hiciste en la isla, siendo uno más entre las filas de prisioneros camino de un campo de concentración ¡otro más!

Pues, incluso de las historias de aquellas estancias, crueles e inhumanas, sabías sacarme una sonrisa.

Y, pasando los años llegaron los problemas entre padre e hija, clásicos, duros, en los que las circunstancias y las hormonas, locas de remate, te pusieron contra la espada y la pared. Incluso entonces seguí siendo tu ojito derecho.

Más adelante llegaron los nietos y desde entonces tienes el título de ¡Mejor Abuelo del Mundo Mundial! Tanto es así que recibirás un homenaje, en forma de cómic hecho por Pau y que ya estoy loca por leer.

La frase: "Es el hombre más valiente que he conocido" dicha por tu compañero de infortunios, cuando ya tu cerebro empezaba a olvidarse del presente para asentarte, casi permanentemente, en el pasado, me quedó grabada a fuego y te definió tal cual eras.

Un beso muy fuerte, papá.


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