lunes, 10 de junio de 2019

¡Que caro sale ser famosa!

He decidido apuntarme a todas las carreras pedestres que hagan en Palma, tanto si son a las ocho de la mañana como a las doce del mediodía. Tengo que ponerme en forma y, sobre todo, ganarlas para salir en todas las portadas, tanto de prensa escrita como de televisión y en los primeros comentarios de las emisoras de radio. ¡Quiero ser famosa cueste lo que cueste!

La abuela dice que el calor de éstos días me ha vuelto majareta. Y la Cotilla piensa que deberían llevarme a Alcohólicos Anónimos ¡Ya ves tu quién fue a hablar!

Para poner mi idea en marcha, he visitado la tienda de los chinos del señor Li: - Quiero unas mallas de colorines, bien ajustadas al cuerpo y una camiseta a juego, bien ajustada también. - ¿Tu buscal novio? - Voy a ganar carreras. Y cuando salga en las fotos con los trofeos, diré dónde he comprado el equipo. Por eso espero que me haga un buen descuento. - Plecios de mi tienda ya lleval descuento goldo.

Salí cargada de un montón de cosas que el señor Li fue añadiendo por su cuenta: zapatillas de correr, rodilleras, coderas, gorrita con visera, un abanico por si tengo calor mientras corro, un termo para el agua, otro para el te. Dice que los chinos siempre ganan porque toman te para hidratarse. - ¿Chinos? ... Perdone pero los que ganan suelen ser africanos canijos que no se parecen en nada a los chinos. - Y entonces puso sobre el mostrados ¡unas gafas con cristales de colores! - ¡Toma! tu no vel bien, boba de Colia.

También puso calcetines cortitos, otros largos, otros normales, paquetes de pañuelos de papel de marca desconocida, una sombrilla de papel de arroz, una pamela... - ¿Y esto? ... Pala que tu no quemal pellejo. -¡Oiga, pellejo lo tendrá usted, yo tengo una suave piel de seda!

Me estaba poniendo nerviosa. Aquello me iba a salir por un ojo de la cara ¡Y así fue! - ¿Y el descuento? - Pagando esto tu ahol-lal cincuenta pol ciento. Yo decil antes ¿tú no entelal? - Sí, pero... . - ¡No, pelo! Tú pagal y sel contenta ¡Ahol-lal mucho jijijijijijijijijijijiji!

Ahora voy a ir a entrenar y estrenaré alguna de las cosas que se amontonan sobre la antigua cama de la abuela... ¿collares?, ¿pulseritas?, ¿toallas de baño de Cola Cola?... Cada vez veo más cosas que yo no he pedido... ¿El chino me ha timado? ¡Mejor no pensar en ello ahora!.

Bien pertrechada, meto en el termo de los chinos a Pascualita; coloco una sombrillita de cócktel para que tenga sombra y arranco escaleras abajo, salgo a la calle bajo un sol de justicia, bajo la acera y... ¡me tuerzo un tobillo!

Ahora estoy sentada en la butaca de la salita con la pierna estirada, una bolsa de guisantes congelados sobre el tobillo hinchado, bebiendo chinchón on the rocks con Pascualita, y procurando olvidar la compra y la idea de bombero que tuve.

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