miércoles, 4 de septiembre de 2024

La maceta-zombi.

¡Ha llovido por un tubo! me he asomado al balcón para disfrutar del espectáculo con Pascualita pero a la medio sardina por poco le da un ataque al ver caer toneladas de agua ¡DULCE! cerca de ella. Ha saltado de mi escote a la triste maceta que tengo allí. No le gusta que la defina así pero es sosa hasta decir basta. 

Al principio de tenerla la regaba cada día esperando verla florecer. Cosa que no ocurrió y dejé de prestarle atención. El riego, cada vez más espaciado, no ayudaba a que la planta mostrara su lozanía. Un día vi que se había secado y me olvidé de ella. No he quitado la maceta del balcón por la pereza que me da tener que acarrearla hasta el contenedor de basura.

De repente me sentí observada. Apoyadas en la Cristalera, las COFRE no me quitaban ojo hasta que la escoba abrió la boca para decir: - ¡O la maceta chuchurría o nosotras! Hay que barrer debajo y ni tú ni la maceta hacéis nada para moverla. 

La maceta soltó un CRAC que se oyó en todo el barrio. Las COFRE sintieron que el miedo que se les había metido en el cuerpo. - ¿Una maceta zombi? (dijo mi neurona, algo alterada, a grito pelad) - Eso parece (dije mientras me temblaban las piernas)

La Cristalera se dio prisa en cerrarse pero yo ya había entrado en casa y dejé caer en la pila de lavar del comedor, a una asustada Pascualita.

Fue todo tan rápido que las COFRE ni se enteraron, hasta mucho después, que habían quedaron fuera. Desde entonces llevan aporreando los cristales para huir de la Maceta-Zombi que ríe por lo bajini, con muy mala idea.


 

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