jueves, 5 de septiembre de 2024

¡Resucitó!

Las COFRE pasaron la noche en el balcón. En algún momento cayeron rendidas a los pies de la Cristalera exterior y durmieron a pierna suelta sin que la Maceta-zombi las molestara lo más mínimo.

Por su parte, la Cristalera interior dijo que no se abriría y cumplió su palabra. Hay que ver lo mal que se llevan estas dos lagartas. Todo ésto me lo contaron ésta mañana los comensales de la Santa Cena que, asustados a pesar de estar habituados a las resurecciones, no pegaron ojo en toda la noche.

Quien se ha presentado de buena mañana ha sido mi primer abuelito. - ¡Por fin se han terminado las pruebas de los nuevos sudarios! Ya verás que bonitos son, nena.

De un salto extraordinario, Pascualita cayó en mi escote dejándome helada. Di tal grito que, asustados, todos los personajes de la casa corrieron a refugiarse en los últimos rincones de la misma.

Recobrada del susto, me acerqué a la Cristalera para ver qué estaba haciendo la Maceta-zombi: - ¡Nada! No hace nada (dijo mi primer abuelito) ¿qué quiéres que haga? ¿tirar cohetes? ¿bailar un bolero de Antonio Machín? - Que antiguo eres, abuelito... - Me iba a contestar cuando un ligero movimiento en la tierra, reseca, de la maceta, llamó nuestra atención. - ¡Ooooh...! ¿Quién eres? (preguntó abriendo la ventana que me apresuré a cerrar) 

Un intenso color rojo pasión se abrió ante nuestros asombrados ojos, convirtiéndose en una falda con mucho vuelo pegada a un débil tallo pero con mucha personalidad: - Una Amapola. (dijo y, sin más, se puso a bailar)

 

 

 

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