domingo, 14 de diciembre de 2014

- "Nena, enchufa la plancha y luego la pasas por las sábanas de mi cama para que esté calentita" - La abuela me hablaba en sueños. Me di media vuelta para cambiar de tema y algo me cayó sobre el pecho. Me sobresalté porque el golpe había sido real... Era mi móvil y como fondo, la oí gritar - "¿Me has oído? Esta jodía se ha vuelto a dormir ¡Nena, nenaaaaa!" - Aturdida, acerqué el teléfono a la oreja - ¿Abuela? - "¿Ya has enchufado la plancha?" - ¿Qué plancha? - "Ahora vengo y no quiero meterme en la cama con las sábanas frías" - ¿Quiéres... que vaya a tu casa a calentarte la cama? - "¡Mi cama de tu casa!" - ¿Qué hora es? - "¡Las dos y media!" - Mi cama ya está caliente... - "La fría es la mía" - Que te la caliente tu marido. - "¡Es la de tu casa!" - ¿Y la tuya? - "¡En tu casa!" - ¿Qué le pasa a mi casa? -"¡Procura que las sábanas estén calientes!"

Un zarandeo brusco volvió a sacarme del sueño - "¡Sal de aquí!" - De un tirón, la abuela me sacó de la cama y se metió ella... - Abuela ¿qué haces...? - "¡Calla que tengo sueño!" - ¿Y dónde voy yo? - "A mi antigua cama" - Estará fría. - "Haberla calentado"

Mientras la abuela desayunaba y yo estornudaba sin parar, me explicó que había discutido con Andresito. - ¿Por qué? - "El muy cretino dice que ronco como un cerdo constipado ¿Cómo voy a roncar si soy una señora rica?" - ¿Que tendrá... ¡atchís! ... que ver la... atchís! ...velocidad con el ... atchís... tocino? - "¡Que los ricos no  hacen ordinarieces!"

Poco a poco, mi casa se estaba convirtiendo en La Posada del Peine. La que se alegró mucho fue la abuelastra. - Tu nieta es un encanto pero tengo ganas de comer bien porque estoy de sopicaldos hasta el moño. -  "Nunca se ha aclarado entre fogones... ¿Es un encanto."

La Cotilla llamó por teléfono para decir que no vendría a comer porque estaba de visita en una comisaría. - ¿Es jornada de puertas abiertas? (pregunté) - Aquí siempre las tienen cerradas... Creen que tengo algo que ver con un robo de estatuas de santos. Fíjate qué tontería jejejejeje - Esta llamada alteró la paz de mi casa porque sabíamos que si sometían a tortura a la Cotilla no lo resistiría y daría nuestros nombres y mi dirección. - ¡Tenemos que deshacernos de las estatuas! (grité con todas mis fuerzas) - "Espera que abra el balcón para que puedan oírte mejor ¡Que cruz tengo contigo!"

Llamó a Geoooooorge y en menos de lo que canta un gallo, el rolls royce estuvo aparcado en el carril bus. Entre él y yo transportamos a los santos al coche mientras la abuela y la abuelastra, con Pascualita en la mano, vigilaban desde el balcón por si aparecía la policía. La que mejor se lo pasaba era la Momia que, cada vez que nos veía salir del portal con la carga tapada, gritaba - ¡No hay moros en la costa. Rápido, rápido!-  De repente, en el último viaje, apareció Bedulio por la esquina. Al ver que el Municipal se acercaba a nosotros, gritó asustada y abrió la mano. Pascualita fue a caer, justo, en el cogote del hombre. Asustada, la sirena se agarró con fuerza al pelo y trepó hasta una oreja donde clavó los dientes para sentirse más segura. No me quedó más remedio que arrancarla de allí y meterla en mi bolsillo con un trocito de lóbulo en la boca.

Mientras el pobre Bedulio saltaba, gritaba, lloraba, moqueaba y daba vueltas al árbol, Geooorge arrancó y se perdió entre el tráfico. La abuela, desde el balcón y con muy mala leche, le gritó - "¡Te lo dije, Bedulio. El ánima de mi marido te atacará cuando menos te lo esperes!"



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