viernes, 16 de junio de 2023

Desnuditos.

En casa ha subido la temperatura ¡muchísimo! Y no porque apriete el calor, que también, si no porque el árbol de la calle ha perdido la compostura y está como su madre lo trajo al mundo: con el culo al aire. 

Pero no solo él sino todos los plataneros de la calle. - ¡Esto es una sinvergonzonería! - Las vecinas claman contra este atentado a la Moral. Es que es muy fuerte ver como van despojándose del traje estrenado el año pasado hasta quedarse todos en cueros.

Pascualita se ha pasado el día en el balcón sin perderse detalle del estriptis vegetal. Los otros árboles aplaudían, gritaban, silvaban... ¡OÉ, OÉOÉOÉÉÉÉÉÉÉ y luego TARIRO, TARIRO, ¡POM!

Las gorrionas estaban avergonzadas: ¡Niños, no miréis! - decían a sus pollitos.

Desde mi teléfono Pepe el jibarizado habló con el responsable de Parques y Jardínes ¿os lo podéis creer? ¡Claro! ¿Por qué no? -.OOOOOOOOOOOOOOOOOOOO. - La solución fue que dejásemos a los árboles en paz. - Es una preciosa tradición (dijeron). 

- ¡Ponte algo, jodío! - Pero el árbol, que es muy suyo, tenía cerradas sus orejas de madera y  disfrutaba de su desnudez. - ¡Quememos el árbol! (gritó el "nene" del tercero derecha) 

Como una flecha, la sirena subió los dos pisos que la separaban del imbécil, yendo de rama en rama, luego saltó sobre él mordiéndole con saña la nariz.

A punto del coma etílico por beber chinchón con cañita, duerme sin saber que, durante unos días, podrá presumir de una enorme trompa de elefante africano.

 

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