sábado, 10 de octubre de 2015

El Tarot.

Pascualita no quiere salir del barco hundido. El estruendo que hizo el balcón al derrumbarse, la asustó tanto que su pelo-alga se ha quedado lacio completamente. Miedo me da de lo fea que está. Otro que no sale de debajo de mi cama es Bedulio. Subió de cuatro en cuatro, los escalones de mi casa y en cuanto le abrí se metió bajo la cama y allí se quedó preso de un ataque de ansiedad como un castillo.

Llamé a la abuela y le conté lo que había pasado. - "Que pena no haberlo visto. Podría haberlo grabado todo y ahora haría furor en el facebook" - ¿No me preguntas cómo estoy? - "Por mi como si te la pica un pez" - Me he asustado mucho, abuela. - "¿Qué demonio hacías en el balcón?" - Le... enseñaba la plantación de verduras a... Pascualita... - "¿Se ha comido alguna?" - Pues... ¿qué más da, si se han espachurrado contra la acera. - "¡Baja a buscar las que han sobrevivido, que me han costado caras!" - ¡No puedo moverme. Me tiemblan las piernas! - "Que floja eres. ¡Que cruz tengo contigo!"

He preparado tila para los tres. Al Municipal se le he puesto bajo la cama. A Pascualita, cerca del acuario y yo me lo he tomado en la cocina, con el abuelito Roberto mientras le contaba el susto que me había llevado. - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! ¿qué has hecho con nuestro negocio, boba de Coria? ¡Te lo has cargado! - ¡La culpa es de la abuela por sobrecargar el balcón! - Eso, dále la culpa a los demás y tu vete de rositas. - ¡¡¡Que injusticia!!! - Que sabrás tu de injusticias. Eso es lo que están haciendo con Bárcenas, con Rato, con todos estos patriotas que, su único pecado, ha sido mirar por el dinero ajeno y guardarlo lejos de las manos ambicionas de sus dueños. Si no lo hubieran hecho así, ahora no tendría ni un euro. - ¡Eso es lo que les pasa. Que no tienen ni un euro! - ¿A saber en qué se lo habrán gastado estos descerebrados? - ¡¡¡Cotilla, que les han robado!!!

La abuela se presentó hecha una furia en casa. - "¡Que destrozo, válgame Dios. No queda ni una planta... ¿Seguro que no te pusiste a saltar en el balcón?" - No cabía ni un alfiler, abuela - "Siempre tienes alguna excusa a mano" - Tendrás que pagar el arreglo del balcón. - "¿Yoooo? ¿por qué? Es tu balcón, por lo tanto, es tu problema." - Pero... pero...

Cuando se fueron las dos amigas, saqué el libro del Tarot que me habían regalado en una pizzería. Tiré las cartas y las consulté preguntando por mi primer abuelito. Una neblina se apoderó del comedor y un hombre, al que no vi entrar, apareció sentado a mi lado. - ¿Nos conocemos? (pregunté sin temor alguno) - Soy Roberto, tu abuelito. - ¡Vaya, es verdad! Eres clavado al de la foto... Quiero un poco de consuelo. - ¡Anda. Y yo. No fastidies!

Discutimos hasta que se me ocurrió decir: - Yo lo he pedido primero. - Ea verdad, pero yo soy un espíritu y puedo hacer lo que quiera. - Espíritu o no, tienes que guardar la vez o ésto será una anarquía. - El fantasma agachó la cabeza y se retiró a un rincón diciendo - Lo mismo vivo que muerto; si no me manda mi mujer, me manda mi nieta... ¡Mujeres!

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