lunes, 19 de octubre de 2015

¡Ostras. Un micrófono!

- "Nena ¿has oído la radio?" - A estas horas, duermo, abuela... si me dejas. - "¡Ya son las cinco de la mañana! Hay que ver como se te pegan las sábanas. Eres igual que tu abuelo" - Buenas noches... - "¡¡¡Han encontrado un micrófono oculto en el coche oficial de Hila!!!" - ¿Quién hila, abuela? (mi cabeza no coordinaba) - "¡¡¡El Alcalde, coñe!!!" - No sabía que a este hombre le iba la rueca... Buenas noches. - "¡Ahora vengo. Ves haciendo café!"

He puesto la cafetera grande porque la cocina se ha llenado de gente: la abuela, Andresito (que venía cariacontecido) y Geooorge. Y antes de que se sentaran, ha llegado la Cotilla. - ¿Hay cónclave? - Parece que sí. La cuestión es no dejarme dormir. - ¿Qué pasa? (me preguntó la Cotilla) - No me he enterado muy bien... algo sobre que el Alcalde tiene una devanadera y hace ovillos (dije, somnolienta) - ¿Eso nos importa? - Depende de si usted quiere tejerse un jersey. - Me sale más a cuenta buscarlos en los contenedores.

Después del café y ante la botella de chinchón, la abuela dijo que Andresito tenía que darnos un importante noticia - ¿Eso es lo que yo tendría que haber oído en la radio? - "Es algo personal suyo. - Más bien es cosa de tu abuela (contestó, pesaroso) Quiere que deje el partido de mis amores. - ¿Tu abuelo juega? (quiso saber la vecina) - Al mus, creo. -- "Que conste que lo ha decidido él solito. - Por la cara que trae se nota de que nadie le ha "o-b-l-i-g-a-d-o" jejejejejeje.

La abuela frunció el entrecejo y me dijo con voz siniestra: - "Se está mascando la tragedia" - Pero yo tenía ganas de guerra. - ¿Vas a cambiarte de chaqueta, a tu edad, abuelito? - ¡NO! eso nunca... Pero el micrófono en el coche del Alcalde, después de tantas trapacerías, ha sido la gota que ha colmado el vaso... de mi vergüenza y paciencia... - (Poco le faltó para llorar, al pobre) - La emoción subió unos grados cuando sacó el carnet de afiliado, cogió unas tijeras e hizo el instinto de cortarlo... Dejó caer los brazos mientras movía la cabeza diciendo ¡No puedo... no puedo! Gruesos lagrimones resbalaron por sus mejillas demacradas. Me dio pena. - ¡No lo hagas, abuelito! Total, una fechoría más... - Pero entonces las tijeras cobraron vida propia y en un tristrás, cortaron el carnet por la mitad.

La vida se detuvo en mi casa durante dos segundos. Fue el grito de Geooorge quién puso de nuevo todo en funcionamiento - ¡¡¡Oh, my Good!!! - Y salió corriendo, seguido de la Cotilla que se refugió con él en el rolls royce. - Andresito cayó redondo al suelo, blanco como el papel. La abuela, asustada, le movía la cabeza de una parte a otra en lugar de llamar a urgencias. - "¿Qué perfil te parece el mejor para la foto de los Finados?" - Y yo clavé una mirada asesina al fantasma de mi primer abuelito.


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