sábado, 10 de marzo de 2018

Envidia cochina.

Los abuelitos ha venido a casa cargados de ensaimadas. Me ha extrañado que trajeran tantas cuando solo éramos cuatro, con Geoooorge, a desayunar. - "No te olvides de la Cotilla" - Pues seremos cinco pero habéis traído para un regimiento. - "Las que sobren serán para la Cotilla. En desagravio por no dejarla "trabajar" el día de la huelga... Que las venda y se saque unos euros que añadir a la subida de su Pensión"

Sentí como la serpiente de la envidia mordía mi corazón. - ¿Y por qué no puedo venderlas yo? A mi no me han subido nada... - "Porque no eres pensionista." - Pero cobro una pixerada. - "¡A tí lo que te pasa es que estás celosa! ¡Eres una envidiosa al cubo!" - Pero soy tu nieta y ella no es nadie. - "¡Alto ahí! Es mi amiga de la infancia y eso es un grado" - Bueno, bueno... no os peleéis (intentó poner paz el abuelito)

Pero yo no estaba por la labor y decidí atacarle. - ¿Has hecho huelga a la japonesa? (le pregunté) - Me miró asombrado - ¿Yooooooo? pero si no trabajo, nena. Estoy jubilado hace muchos años. - "Tampoco hace tantos" - Mejor me lo pones, abuelito. Te habrán subido la Pensión... ¿No? - Pues... no sé... - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! Hummm que bien huele a ensaimada!

Después de desayunar me encontré de mejor humor aunque con la tripa a punto de explotar porque, para que la Cotilla no se llevara tantas ensaimada para sus trapicheos, me comí seis.

Desde el comedor nos llegaron los chapoteos de Pascualita en el acuario. Estaba rabiosa porque ella también olía las ensaimadas pero no podía catarlas. Guardé dos en la despensa para ella.

Nos sentamos a charlar en la salita y aproveché para dejar a la sirena en el frutero, sobre una taza llena de cola cao. Alto seguido empezaron los ¡chofs! debidos a los saltos mortales que daba.

Saqué el chinchón y repartí varias veces para que Andresito y la Cotilla se fueran despistando del ruído... Poco a poco se fueron quedando dormidos. Y entonces tarareé una canción de éstos días: ¡A la huelga 10!, ¡A la huelga 100!, ¡A la huelga madre, ven tu también!... ¡A la huelga 100!, ¡A la huelga 1000! ¡Yo por ellas madre, y ellas por mi!...

La abuela abrió los ojos. - Huy, lo siento... (dije, pensando que me tiraría un jarrón a la cabeza) - "Sigue, nena" - Trabajamos en precario, sin contrato y Sanidad. El trabajo de la casa, no se reparte jamás... ¡A la huelga 10!, ¡A la huelga 100! ¡A la huelga madre ven tu también...!

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